Empresas dedicadas a la producción de fibra óptica en México, como Furukawa y Panduit, podrían ver frenados sus planes de crecimiento y, peor aún, correr el riesgo de recortar personal si Donald Trump decide finalmente imponer aranceles a las exportaciones mexicanas. Aunque en su momento Panduit le apostó fuerte al nearshoring con una planta en Apodaca, Nuevo León, donde ensambla cables de fibra y cobre enfocados en el mercado estadounidense, la sola amenaza de un castigo arancelario ha puesto a temblar a varios directivos. El temor no es infundado: si EU encarece la entrada de estos productos, no habría tanto incentivo para mantener la producción nacional a gran escala, y los más de 250 empleos directos que crea la planta regiomontana estarían en el aire. Furukawa Electric México, que tiene una fábrica en Mexicali y exporta cerca del 80% de su producción a territorio estadounidense, también sentiría la sacudida; además, vería comprometidos sus planes de expansión y almacenaje, afectando a una industria que ha florecido gracias a la creciente demanda de componentes para telecomunicaciones y Centros de Datos. Voces expertas señalan que las compañías podrían optar por ser más cautas en su producción, ante el escenario de una política comercial inestable que, de pronto, puede disparar costos y debilitar su competitividad en el mercado norteamericano. Para Jorge Moreno Loza, abogado especializado en telecomunicaciones, el principal damnificado sería el trabajador, quien podría enfrentar recortes salariales o incluso perder su empleo si las empresas no encuentran una vía rápida para compensar los costos arancelarios. Por su parte, Salomón Padilla, vicepresidente de la Asociación de Telecomunicaciones Independientes (ATIM), descarta que una reubicación de plantas sea la primera alternativa, debido a la complejidad de desmontar operaciones y reinventar la estrategia de negocio en otro país. En pocas palabras, la fibra óptica —y la manufactura de cables en general— se ha convertido en una de las exportaciones estrella de México a Estados Unidos, con un valor calculado en 16,000 millones de dólares, según la Secretaría de Economía. En caso de que Trump saque la carta de los aranceles sin miramientos, no solo se pondría en jaque al sector de telecomunicaciones y energía, sino que también se vendría abajo parte del impulso que el nearshoring le ha dado a la industria nacional. Por ahora, todo es expectativa y se respira cierta incertidumbre entre empresarios y trabajadores, quienes cruzan los dedos para que la relación comercial no vire hacia un invierno de tarifas y disputas legales.