La caída global del crudo por tensiones arancelarias y un posible aumento de producción de la OPEP+ amenazan con ahogar aún más las finanzas de Pemex. Descubre cómo te afecta.
El crudo Brent cayó a $68.53 y el WTI a $66.88 en una mañana que dejó al descubierto la fragilidad del mercado petrolero. No es solo un mal día: es el reflejo de una tormenta global que combina guerras comerciales, exceso de oferta y una demanda china que se enfría. Para Pemex, cada dólar que pierde el petróleo es un golpe directo a su ya quebrantada caja.
Washington podría reactivar los aranceles petroleros en cuestión de días si no se concretan acuerdos con la UE y Japón antes del 9 de julio. Esto no solo encarecería las exportaciones mexicanas, sino que pondría a Pemex en una posición vulnerable: vender crudo más barato con costos más altos. Un círculo vicioso para una empresa que necesita $80 por barril solo para mantenerse a flote.
Mientras tanto, la OPEP+ prepara un aumento de 411,000 barriles diarios, inundando un mercado que ya muestra señales de fatiga. Para México, esto significa menos margen de maniobra. Pemex no puede competir con los bajos costos de producción de Arabia Saudita o Rusia, y cada barril adicional que llega al mercado profundiza su crisis.
El dato que muchos pasaron por alto: la demanda china, el motor del consumo global, creció al ritmo más lento en 9 meses. Si Pekín sigue frenando, el crudo podría caer aún más. Y ahí, Pemex no tiene salvavidas: su deuda de $101 mil millones no perdona malas rachas.
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