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Europa construye la red del futuro mientras México administra apagones: lecciones del European Grids Package para CFE, SENER y CENACE

La UE lanzó el European Grids Package y reforzó su estrategia de redes críticas, transmisión, hidrógeno y ciberseguridad. El ensayo analiza cómo Europa está rediseñando su infraestructura eléctrica con alta tensión, digitalización, agregadores y backbone de hidrógeno, y contrasta este modelo con el rezago de México en transmisión, distribución y planeación de redes, destacando por qué CFE, SENER y CENACE deben observar de cerca estos lineamientos

Europa construye la red del futuro mientras México administra apagones: lecciones del European Grids Package para CFE, SENER y CENACE

En Bruselas, la Unión Europea acaba de mover una pieza que no es solo regulatoria, es civilizatoria: el European Grids Package. Es un paquete de lineamientos que pone en el centro a las redes eléctricas, la transmisión de alta tensión, la digitalización de sistemas, los agregadores de demanda, el backbone de hidrógeno y el blindaje cibernético, con una fecha clara en el horizonte: 2050. Mientras tanto, en México la conversación sobre redes se reduce a cortes programados, avisos de interrupción pegados en postes y proyectos de transmisión que se aplazan año tras año.

Europa se tomó en serio una verdad incómoda: sin redes, la transición energética se atora. El Grids Package no es un catálogo de buenas intenciones, sino un rediseño de cómo se planea, financia y protege la infraestructura que debe conectar renovables, industria y hogares en un sistema cada vez más eléctrico. Lo relevante para México es que ese rediseño está fijando estándares de gobernanza, inversión y resiliencia que, tarde o temprano, se convertirán en referencia global, también para un país que ya comercia energía, manufacturas y capital con esa misma Europa.

Alta tensión, digitalización y agregadores: la nueva columna vertebral europea

El punto de partida europeo es claro: las redes actuales ya no alcanzan. Una parte importante de las líneas de distribución supera los cuarenta años, los cuellos de botella en transmisión obligan a recortar generación renovable y la electrificación de transporte, calefacción e industria presiona un sistema diseñado para otra época. El European Grids Package responde con una lógica distinta: en vez de sumar proyectos dispersos, define una visión integrada de alta tensión, digitalización y flexibilidad distribuida.

En transmisión, el paquete impulsa una expansión coordinada de interconexiones de muy alta tensión que permita mover grandes bloques de energía desde zonas de excedente renovable hasta polos industriales. La Comisión Europea deja de ser simple árbitro y asume un rol activo en identificar corredores prioritarios, reducir tiempos de permisos y condicionar apoyos financieros a proyectos que realmente alivien cuellos de botella. La red deja de ser un conjunto de líneas nacionales y se convierte en un sistema paneuropeo pensado como infraestructura crítica compartida.

La digitalización es el segundo piso de la estrategia. El paquete reconoce que no basta con tender más cables, hay que volver inteligente lo que ya existe. Esto significa sensores masivos, medición avanzada, plataformas de datos y herramientas de operación que permitan exprimir capacidad sin comprometer seguridad. El discurso ya no es solo de inversión en acero y concreto, sino en software, ciberseguridad y modelos de pronóstico que integren generación distribuida, almacenamiento y cargas flexibles.

Ahí entran los agregadores. En vez de ver a los consumidores como puntos pasivos, el Grids Package los incorpora como recursos del sistema. Empresas que agrupan la flexibilidad de cientos o miles de usuarios, vehículos eléctricos que ajustan su carga, edificios que desplazan consumo en respuesta a señales de precio: todo esto se ordena bajo esquemas regulatorios que les permiten participar en mercados y ofrecer servicios de balanceo y respaldo. Es una manera de construir potencia virtual con comportamiento predecible, capaz de sustituir parte de la capacidad fósil de respaldo.

Hidrógeno y ciberseguridad: la red se extiende más allá de la electricidad

El paquete no se limita a electrones. La Comisión sitúa al backbone de hidrógeno como extensión natural de la infraestructura energética del continente. No se trata de una tubería aislada, sino de una red que aprovecha tramos de gasoductos existentes, se interconecta con hubs industriales y se coordina con la expansión de renovables y electrólisis. Ese backbone se diseña ya bajo criterios de interoperabilidad, calidad de gas, certificación de origen y compatibilidad con esquemas de comercio de hidrógeno renovable.

En paralelo, la ciberseguridad deja de ser un anexo. Las redes se reconocen explícitamente como objetivos potenciales de ataques híbridos y se incorporan requisitos de evaluación de riesgos, controles obligatorios y escrutinio de proveedores y propietarios de infraestructura crítica. La dimensión digital se vuelve tan importante como la física: cada subestación, cada centro de control, cada interfaz entre operador y mercado se ve como punto posible de entrada de un ataque y se diseña pensando en contención, redundancia y recuperación rápida.

Este enfoque integrado abre un espacio donde estándares técnicos, reglas de interoperabilidad y esquemas de gobernanza se refuerzan entre sí. El resultado es un modelo que busca anticipar congestiones, integrar renovables a gran escala, reducir vulnerabilidades y mantener precios competitivos para una industria que compite globalmente.

México al contraste: cortes programados, rezago en transmisión y planeación fragmentada

Visto desde México, el contraste es incómodo. Mientras Bruselas lanza un paquete de redes que mira a 2040 y 2050, el sistema eléctrico mexicano lidia con cortes programados en ciudades en crecimiento, transformadores saturados en distribución y proyectos de transmisión estratégica pospuestos una y otra vez. La conversación pública se concentra en apagones puntuales y en anuncios defensivos, no en un plan de infraestructura robusto que anticipe la electrificación de transporte, industria y vivienda.

La expansión de transmisión en México avanza a un ritmo que no corresponde con la velocidad de incorporación de renovables ni con la concentración de demanda industrial en corredores específicos. La falta de nuevas líneas de alto voltaje hacia penínsulas, fronteras y regiones con potencial renovable provoca congestiones, obliga a operar centrales menos eficientes y genera costos ocultos que finalmente se trasladan al sistema y a la economía. Donde Europa discute cuánta capacidad transfronteriza se requiere para reducir recortes renovables, México sigue preguntándose cómo completar proyectos básicos que llevan años en carpeta.

En distribución, la realidad se mide en transformadores que operan al límite, redes urbanas envejecidas y comunicaciones de cortes que todavía dependen de volantes y avisos de último minuto. La digitalización avanza de forma fragmentada, los medidores inteligentes son excepciones y los sistemas de gestión de redes de media y baja tensión no se conciben aún como plataformas de datos que permitan incorporar agregadores, recursos distribuidos y esquemas avanzados de gestión de demanda.

La ciberseguridad se reconoce como tema importante, pero raramente se integra explícitamente en discusiones públicas de planeación de redes. Los sistemas de control y operación de CFE y CENACE se han modernizado en zonas clave, pero el enfoque sistémico que hoy adopta Europa, donde cada inversión en red incorpora un componente de ciberresiliencia, todavía no se refleja en marcos normativos y en debates abiertos en México.

Por qué CFE, SENER y CENACE deberían mirar de cerca el Grids Package

Lo que ocurre en Bruselas no es un gesto regional limitado a Europa. Es, en la práctica, la construcción de un nuevo estándar de cómo se entiende una red robusta para la transición energética. CFE, SENER y CENACE no necesitan copiar la arquitectura institucional europea, pero sí tienen razones claras para seguir de cerca sus lineamientos.

En estándares, el Grids Package va a influir en requisitos de equipos, tecnologías de digitalización, protocolos de comunicación y criterios de interoperabilidad. Los fabricantes globales adaptarán sus productos a esos criterios y, de facto, ese será el menú disponible para modernizar redes en otras regiones. Ignorar esos estándares equivale a aislarse de la frontera tecnológica del sector.

En gobernanza, la UE está reforzando el papel de los operadores de sistema, clarificando responsabilidades de transmisión y distribución, y creando mecanismos de planeación integrada que cruzan fronteras y tecnologías. México enfrenta su propia discusión sobre cómo equilibrar atribuciones entre empresa estatal, reguladores y operadores del sistema. Entender qué funcionó y qué no en el proceso europeo puede evitar errores de diseño institucional costosos.

En inversiones, Bruselas está poniendo sobre la mesa cifras y prioridades: billones de euros en redes hacia 2040, mecanismos de financiamiento, jerarquía de proyectos y criterios de compatibilidad con objetivos climáticos e industriales. México no ha publicado un equivalente detallado para su infraestructura de transmisión y distribución a 2050. Sin esa brújula, es difícil alinear presupuesto público, inversión privada y desarrollos tecnológicos.

En resiliencia, el paquete europeo integra explícitamente riesgos climáticos, ciberamenazas y escenarios de estrés de demanda. Para un país expuesto a fenómenos meteorológicos extremos, con alta dependencia de gas importado y con un sistema eléctrico ya tensionado en varias regiones, esa visión es particularmente relevante. No se trata solo de evitar apagones puntuales, sino de construir un sistema capaz de absorber choques sin colapsar.

Finalmente, en planeación a 2050, Europa está diciendo algo que México tendría que escuchar: la red no es un accesorio, es la infraestructura que determina el ritmo posible de transición, competitividad industrial y seguridad de suministro. Un país que aspira a aprovechar el nearshoring, electrificar industria y transporte y cumplir compromisos climáticos no puede seguir administrando cortes y saturaciones como si fueran anomalías. Son el síntoma de un modelo de inversión y planeación que se quedó corto.

El European Grids Package abre una brecha entre la región que diseña la red del futuro y el país que todavía gestiona la escasez en la red del presente. La pregunta para México no es si esa brecha existe, sino cuánto tiempo está dispuesto a dejar que se ensanche antes de colocar a sus redes en el centro de su política energética, industrial y de seguridad nacional.


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