Revelan inversión estratégica de Carlos Slim en 3 proyectos petroleros con Pemex, incluyendo Zama que aportará 10% de producción nacional. Detalles exclusivos.
En un movimiento que redefine la participación privada en energía, el magnate Carlos Slim ha destinado más de 2,000 millones de dólares para convertirse en el socio clave de Pemex en proyectos cruciales para el futuro petrolero de México. Esta apuesta monumental –revelada por análisis de Bloomberg– posiciona al empresario como el inversionista privado más importante en la industria energética nacional, justo cuando Pemex busca oxígeno financiero y expertise técnico.
El portafolio de Slim a través de Grupo Carso abarca tres yacimientos estratégicos: los campos costeros de Ichalkil & Pokoch en Campeche, donde en 2023 adquirió el 50% de los derechos por 530 millones de dólares; el megaproyecto Zama –considerado la joya de la corona– que aportará el 10% de la producción nacional para 2029; y el resucitado proyecto de gas Lakach en aguas profundas, dormido por seis años y hoy en desarrollo conjunto.
La verdadera relevancia de estas inversiones trasciende las cifras. En Zama, Slim se alía con Pemex, Talos Energy y gigantes europeos para explotar un campo que alcanzará 180,000 barriles diarios de crudo ligero y 70 millones de pies cúbicos de gas al día. Es el equivalente a agregar una nueva empresa petrolera mediana a la capacidad nacional. Mientras tanto, en Lakach –a profundidades de hasta 1,200 metros– el desafío técnico es mayúsculo: convertir 937 mil millones de pies cúbicos de reservas en gas utilizable, algo que Pemex no logró solitaria.
"Esta participación privada no es moco de pavo", comenta un analista del sector que prefirió reserva. "Slim no solo pone capital fresco que Pemex necesita con urgencia, sino que aporta músculo financiero para proyectos que requieren alta tecnología. Es un salvavidas con ganancias potenciales para ambas partes".
El timing de estas inversiones no es casual. Con Pemex cargando una deuda de $105 mil millones de dólares y una producción que lucha por mantenerse estable, la entrada de Slim representa un modelo híbrido donde el Estado conserva el control pero el sector privado le entra al quite en proyectos complejos. Los campos elegidos por el magnate son emblemáticos:
Ichalkil & Pokoch: Producción inmediata en aguas someras
Zama: Futuro de mediano plazo con alto impacto nacional
Lakach: Apuesta a largo plazo en gas no asociado
Expertos consultados coinciden: esta alianza podría marcar un precedente para otros capitales privados que observaban con recelo el sector energético mexicano. "Slim está demostrando que hay oportunidades viables bajo el marco legal actual, especialmente en proyectos donde Pemex necesita socios, no sustitutos", señala una fuente de la industria.
El desembolso de Slim ocurre cuando México debate cómo equilibrar la soberanía energética con la necesidad de inversión. Los proyectos compartidos –donde Pemex conserva mayoría accionaria– podrían convertirse en el modelo a replicar: capital privado inyectando recursos a cambio de participación limitada pero estratégica.
Para Pemex, el oxígeno es vital. Solo en Zama, el desarrollo requiere inversiones estimadas en $10 mil millones de dólares –fondos que la paraestatal difícilmente podría movilizar sola. La apuesta de Slim, así, es tanto financiera como política: un voto de confianza en el potencial energético mexicano cuando otros inversionistas aún dudan.
¿Cómo impactarán estas alianzas en la producción nacional y la política energética? Manténgase atento a los análisis exclusivos en AI Regula Solutions.
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