La expansión del 5G en México tropieza con espectro caro, inversiones a la baja y la desaparición del IFT. La incertidumbre regulatoria, sumada a la falta de licitaciones claras, retrasa el despliegue de esta tecnología clave. ¿Podrán las nuevas autoridades encaminar el sector hacia la conectividad ultrarrápida?
Ciudad de México, 17 de diciembre de 2024 – El camino hacia la adopción masiva del 5G en México parecía una autopista ancha y despejada, pero resultó ser más bien una avenida llena de topes, hoyos y semáforos en rojo. Inversiones a la baja, espectro caro y la incertidumbre regulatoria tras la extinción del IFT se combinan en una receta que podría desalentar a operadores y atrasar la llegada del internet ultrarrápido a más rincones del país.
Según datos recientes, la inversión en telecom cayó casi 36% en los últimos tres años. Las licitaciones de espectro, fundamentales para que el 5G avance, están en pausa; el IFT planeaba lanzar una, pero con su desmantelamiento y la compleja transición de facultades a la ATDT y a la SICT, todo quedó en el limbo.
Mientras Telcel aprovecha las bandas que tiene para ofrecer cobertura en más de 125 ciudades, AT&T y Movistar avanzan a paso lento. La falta de claridad sobre quién dicta la política pública complica las apuestas a largo plazo. Sin certezas, ¿quién invierte con confianza?
Especialistas señalan que sin más espectro a precios razonables, y sin una regulación clara, el servicio podría sufrir. Operadores temen perder calidad, los usuarios podrían ver menor competencia, y el país entero arriesga quedarse detrás en la carrera digital.
El panorama del 5G es una historia inconclusa, con muchos personajes y pocos guiones claros. Por ahora, la clave es que las nuevas autoridades, apenas tomen las riendas, ofrezcan señales nítidas y estables. Porque de nada sirve una red de última generación si no hay un entorno que la impulse con seguridad.
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