Un análisis crítico sobre la tan anunciada reducción de trámites —de 342 a 151— que promete un gobierno más ágil y transparente, pero que podría revelar grietas en su implementación y persistencia de prácticas corruptas.
La presidenta Claudia Sheinbaum anunció con bombo y platillo la publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) de una reducción de trámites: pasamos de 342 a 151, una primera etapa que pretende eliminar el estorbo burocrático y acelerar la digitalización de servicios. Sin embargo, pese a la apariencia de un avance colosal, surgen múltiples cuestiones que vale la pena subrayar:
¿Realmente se ataca la raíz de la corrupción?
Existen 7 mil trámites federales… y contando
Riesgos de la disparidad local
Digitalización a la fuerza, pero sin planeación real
Trámites emblemáticos, avances cuestionables
La lupa en los números
A simple vista, la reducción de trámites resulta atractiva y, sin duda, es un buen discurso para abonar a la idea de una administración moderna y eficiente. No obstante, quedan preguntas: ¿cómo se controlarán las resistencias internas, dónde queda el papel de los funcionarios de ventanilla, y hasta qué punto la digitalización pondrá a salvo a quienes carecen de acceso a internet o una educación tecnológica?
Te invito a investigar más: revisa documentos oficiales, busca la experiencia de otras administraciones y explora la opinión de expertos en políticas públicas. Comparte este artículo y dinos tu visión: ¿Crees que este recorte de trámites es la receta perfecta para un gobierno “menos burocrático” o una promesa que podría quedarse en la superficie? La corrupción y la ineficiencia no se desvanecen con un plumazo; se requieren controles, vigilancia y un verdaderocompromiso a largo plazo. ¿Estará México listo para este salto? El debate apenas comienza.
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