La tragedia en Waldo’s expone fallas de integridad eléctrica y protección contra incendio. Qué exige el sistema y cómo cerrar la brecha antes del próximo siniestro.
Hermosillo no fue un accidente aislado. Un transformador en el corazón de una tienda, dos apagones previos en el primer cuadro, fuego y humo en minutos. Mientras familiares buscan justicia, la conversación técnica que México se debe pasa por un punto incómodo: ¿quién vigila de verdad la integridad de los equipos que alimentan comercios y centros de carga? Cuando falla la prevención —de la factibilidad eléctrica al mantenimiento y la protección contra incendio— la responsabilidad no es unidireccional. Es un sistema.
El incendio en la tienda del centro de Hermosillo evidenció una grieta conocida por ingenieros y aseguradoras: transformadores “puerta adentro” que dependen del propietario para su operación diaria, pero cuyas condiciones iniciales, ampliaciones de carga y acometidas requieren dictámenes, verificaciones y autorizaciones periódicas. Si cualquiera de esas capas flaquea —diseño, obra, pruebas, mantenimiento, protecciones, señalización, rutas de evacuación— la estadística deja de ser abstracta. Es gente atrapada buscando aire.
En la narrativa pública se ha querido zanjar el asunto con una etiqueta simple: era un transformador privado. Técnicamente eso solo describe la tenencia. No exime del entramado de obligaciones que inicia antes de energizar: proyecto firmado, memoria de cálculo, selección de protecciones, puesta a tierra, protocolos de pruebas, bitácoras de mantenimiento y verificación de cumplimiento de normas de instalaciones eléctricas y de prevención y protección contra incendio. La autoridad energética opera y mantiene redes; los municipios emiten licencias y verifican usos de suelo y protección civil; los establecimientos deben mantener sus sistemas íntegros y auditables. Cuando cualquiera asume que “ya está resuelto”, todos pierden.
La lección crítica es la integridad del transformador como sistema, no como caja negra. Un transformador en baja o media tensión en sitio comercial exige: coordinación de protecciones entre acometida y tablero general; protección diferencial adecuada; barreras y gabinetes con grado de protección; ventilación libre de obstrucciones; limpieza y control de cargas parasitarias; ruta de cableado sin combustibles aledaños; señalización y restricciones de acceso. Nada de eso es “papelería”: son condiciones de vida o muerte en un siniestro de minutos.
Otro eslabón olvidado es la gestión de cambios. Las tiendas no son estáticas: crecen cámaras de refrigeración, aires, anuncios luminosos, hornos, UPS. Cada incremento de carga exige recalcular conductores, verificar tablas térmicas, revisar ajustes de protecciones y actualizar el dictamen de la instalación. Si el tablero acumula derivaciones “temporales” que se vuelven permanentes, el sistema de protecciones deja de coordinar y un cortocircuito menor puede escalar a evento mayor.
La protección contra incendio no se reduce a extintores. Implica detectar a tiempo (monitoreo térmico, olor a fenólicos, alarmas), confinar (cuarto eléctrico verdaderamente confinado y sin materiales combustibles), suprimir (equipo adecuado y personal entrenado) y evacuar (rutas desobstruidas, iluminación de emergencia, puertas que abren hacia fuera). Nada más cruel que un pasillo que conduce a una puerta con candado o a una reja con candado “por seguridad”.
También hay deberes de inspección y verificación. Las verificaciones iniciales y periódicas de instalaciones eléctricas por unidad de verificación reconocida, las bitácoras de mantenimiento eléctrico, las pruebas de hermeticidad de cuarto eléctrico y la señalización de riesgo no son trámites cosméticos: generan evidencia. Sin evidencia, la posinvestigación solo encuentra opiniones y culpables de ocasión.
Para el ecosistema comercial, la ruta de acción es concreta:
Auditoría eléctrica forense en centros de carga: levantamiento de cargas reales, termografía, pruebas dieléctricas, ajustes de protecciones, medición de calidad de energía y actualización de puesta a tierra.
Gestión documental viva: proyecto “as built”, memoria de cálculo vigente, dictamen de UVIE, bitácoras firmadas, pólizas, pruebas y evidencias fotográficas con fecha.
Protección civil alineada a la ingeniería: rutas despejadas, simulacros breves y frecuentes, entrenamiento básico de brigadas (eléctrica–contra incendio–evacuación), mantenimiento de equipos de supresión, señalética inteligible.
Coordinación con la autoridad y el suministrador: registro y atención de eventos previos (apagones, disparos de protecciones, olores), seguimiento de oficios y acuerdos, y actualización de la capacidad contratada vs. carga real.
Hermosillo debe cerrar una puerta a la improvisación que hoy está abierta en muchas ciudades: transformadores soterrados o en azoteas sin la disciplina de mantenimiento y sin que el municipio condicione giros y aforos a una verificación eléctrica vigente. No se trata de buscar un “dueño del problema” después, sino de coser la responsabilidad antes: propietario, arrendatario, DRO, UVIE, protección civil, aseguradora y suministrador. La energía es un derecho; la seguridad, una obligación compartida.
¿Quién “vigila” un transformador privado dentro de un comercio?
El propietario/operador es responsable de su integridad y mantenimiento; la verificación de instalaciones eléctricas se realiza por unidades acreditadas; el municipio y protección civil condicionan operación y aforos; el suministrador valida acometida y capacidad contratada.
¿Cada cuánto debe verificarse una instalación eléctrica comercial?
De forma periódica y siempre que haya ampliaciones de carga, reconfiguración de tableros o incidentes relevantes. La evidencia es una bitácora firmada y un dictamen vigente.
¿Qué señales tempranas obligan a parar y revisar?
Olor a resinas quemadas o fenoles, zumbidos inusuales, disparos repetidos de interruptores, calentamiento perceptible en gabinetes, termografías con puntos calientes, y oscilaciones de tensión fuera de tolerancia.
¿Qué debe existir sí o sí en el cuarto eléctrico?
Acceso restringido, orden y limpieza, ventilación adecuada, gabinetes cerrados, extintores y equipo de supresión compatibles, señalización, iluminación de emergencia y rutas de evacuación libres.
¿Sirven los seguros si no hay dictamen eléctrico vigente?
Las pólizas suelen requerir cumplimiento normativo y mantenimientos programados. La ausencia de evidencia complica la indemnización.
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