General Motors designa a Barak Turovsky como su primer director de inteligencia artificial, marcando un giro decisivo en la innovación tecnológica para la industria automotriz y acelerando la ruta hacia vehículos más inteligentes y autónomos.
La revolución de la inteligencia artificial sigue ganando terreno en la industria automotriz, y ahora General Motors (GM) ha puesto sobre la mesa su apuesta más contundente: nombró a su primer director de IA, Barak Turovsky, un veterano en tecnologías de Cisco y Google. Con este fichaje, la gigante de Detroit deja ver su voluntad de ser más que una mera armadora de coches, aspirando a transformarse en una compañía de innovación con el software y la conducción autónoma como banderas.
Turovsky, de 49 años, aterriza en GM con un currículum sólido: lideró proyectos de inteligencia artificial y aprendizaje automático que fueron clave para impulsar la automatización y la eficiencia en otros gigantes tecnológicos. Ahora, reportará directamente a Dave Richardson, vicepresidente senior de ingeniería de software y servicios, y se encargará de inyectar IA en todo el espectro de operaciones de la automotriz, desde la selección de ubicaciones de cargadores para vehículos eléctricos hasta la producción optimizada en plantas y la experiencia del cliente en los concesionarios.
GM, que hace tiempo dejó en claro su camino hacia la electrificación y la conducción autónoma, no ha querido quedarse atrás en la carrera por adueñarse de la tecnología del futuro. El nombramiento de un director de IA subraya que la compañía está decidida a seguir los pasos de rivales que apuestan por vehículos más inteligentes, capaces de comunicarse con el entorno, recopilar datos y tomar decisiones casi humanas en la carretera.
Según Richardson, la inteligencia artificial es “fundamental para la evolución de nuestros productos y la experiencia del cliente”. Lo cierto es que, con este movimiento, GM pone una pica en Flandes: quiere distanciarse de cualquier imagen de dinosaurio industrial, adoptando una mentalidad de startup tecnológica. Para Turovsky, el reto no es menor: deberá cruzar el puente que va de la visión a la práctica, abriendo el abanico de posibilidades, desde modelos predictivos que mejoren la logística, hasta algoritmos que decidan la ruta más eficiente para un vehículo eléctrico.
Con la electrificación en pleno auge y la autonomía vehicular abriéndose camino, la IA deja de ser una curiosidad exótica para convertirse en el gran habilitador de la movilidad del futuro. Hoy más que nunca, GM busca que sus modelos no solo compitan en el mercado tradicional, sino que conecten con un entorno digitalizado y en constante cambio. Con Turovsky a bordo, la automotriz pone los reflectores sobre una de sus apuestas más ambiciosas, confiando en que la inteligencia artificial será la chispa que encienda la siguiente gran etapa en la vida de la empresa.
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