PEMEX inicia una nueva era energética: abre más de 12,000 hectáreas ociosas a proyectos solares y eólicos bajo un modelo de arrendamiento estratégico. Cantarell Renew será el primero de muchos.
En un país donde el petróleo ha definido el rumbo económico durante décadas, hay una transformación que está ocurriendo con menos ruido, pero con consecuencias profundas: la reconversión energética de tierras PEMEX.
Miles de hectáreas que alguna vez fueron explotadas para extraer hidrocarburos están siendo ahora reimaginadas como plataformas solares y eólicas. Ya no solo se perfora hacia abajo: ahora se capta hacia arriba.
En el corazón de esta estrategia, más de 12,000 hectáreas ociosas —muchas de ellas ubicadas en zonas con alto potencial solar y eólico— están siendo ofrecidas a desarrolladores privados bajo un modelo innovador: no como activos para PEMEX, sino como plataformas arrendadas para energías limpias.
A diferencia de otras iniciativas donde empresas petroleras intentan volverse desarrolladores de energía renovable, PEMEX ha adoptado una estrategia pragmática: no pretende competir con los expertos en energía limpia, sino colaborar habilitando su infraestructura territorial.
¿El modelo? Arrendamiento estratégico.
🔹 PEMEX no invierte capital.
🔹 Cede uso de suelo por periodos prolongados.
🔹 A cambio, obtiene ingresos por renta y energía más barata.
Con esto, se activa una doble ganancia: ingresos pasivos y reducción de hasta 40% en los costos eléctricos operativos de plantas de gas, centros de distribución o estaciones de compresión, donde se consume gran parte de la energía interna de la empresa.
La joya de esta nueva estrategia será Cantarell Renew, un parque solar de 300 megawatts, proyectado para iniciar operaciones en 2026, sobre terrenos anteriormente destinados a actividades de extracción en el sureste mexicano.
Este megaproyecto no solo marcará el inicio de una nueva línea de uso del suelo industrial; también representa un símbolo del cambio cultural que vive la empresa productiva del Estado.
Donde antes había quemadores de gas, ahora habrá paneles captando luz solar.
Esta evolución no busca reemplazar el petróleo mañana, pero sí acelerar la competitividad operativa de una industria que, por años, ha sido criticada por sus emisiones y costos.
Con esta nueva estrategia:
Se reduce la huella de carbono en operaciones clave.
Se monetiza suelo subutilizado.
Se abren puertas a desarrolladores sin carga fiscal para el Estado.
Se posiciona a PEMEX como facilitador de la transición energética.
¿Estamos ante una “dualidad energética”?
Sí. Pero también ante un caso de inteligencia regulatoria y visión estratégica.
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