La región de América Latina y el Caribe alcanza 2.5 GW de capacidad instalada en almacenamiento de energía, según Olade. El avance es clave para integrar renovables, pero enfrenta retos regulatorios.
El almacenamiento de energía en América Latina y el Caribe ha dejado de ser una promesa tecnológica para convertirse en una realidad operativa. Según la Nota Técnica 10 publicada por la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), la región suma 2.5 GW de capacidad instalada, con proyectos en operación y construcción en países como Chile, Brasil, México y Argentina.
Este crecimiento responde a dos factores clave: la expansión acelerada de fuentes renovables y las limitaciones estructurales de la infraestructura eléctrica regional. En otras palabras, el almacenamiento está ayudando a estabilizar redes débiles, respaldar sistemas aislados y facilitar la integración de energía solar y eólica.
Chile lidera con más de 1 GW instalado, incluyendo proyectos emblemáticos como Oasis de Atacama y BESS Capricornio, mientras que Brasil acumula 685 MWh, en su mayoría en sistemas aislados. México ha instalado 192 MW en baterías de ion-litio, con planes para reforzar la red nacional. Argentina destaca por su capacidad en bombeo hidráulico, con 974 MW operativos.
La tecnología dominante en la región son las baterías de ion-litio, que representan el 60% de la capacidad instalada, seguidas por el bombeo hidráulico con el 40%. El almacenamiento térmico y otras tecnologías como volantes de inercia o sistemas gravitacionales aún no tienen presencia significativa.
Aunque varios gobiernos han comenzado a incluir el almacenamiento en sus planes energéticos y políticas climáticas, la mayoría carece de marcos regulatorios específicos. Esto genera incertidumbre sobre su clasificación legal (¿generación, consumo, servicio auxiliar?) y limita su participación en los mercados eléctricos.
Además, no existen esquemas de remuneración claros que reconozcan los servicios que presta el almacenamiento, como regulación de frecuencia, respaldo o desplazamiento de demanda. Esta omisión técnica y legal frena la inversión y dificulta la planificación de nuevos proyectos.
Olade propone una hoja de ruta para destrabar el potencial del almacenamiento en la región:
El respaldo de organismos multilaterales como el Banco Mundial, BID y CAF ha sido clave para financiar proyectos piloto y brindar asistencia técnica. Sin embargo, para escalar el almacenamiento a nivel regional, se requiere voluntad política, claridad normativa y coordinación institucional.
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