Las torres de enfriamiento son esenciales para el funcionamiento seguro y eficiente de las plantas nucleares. No emiten humo ni radiactividad, sino vapor de agua limpia. El ININ explica su diseño, función y relevancia ambiental.
Cuando se piensa en una planta nuclear, la imagen que suele venir a la mente es la de una enorme torre con una nube blanca saliendo de su cima. Pero lo que muchos no saben es que esa nube no es humo, ni vapor radiactivo, ni contaminación: es agua limpia en forma de vapor, y la estructura que la emite no es una chimenea, sino una torre de enfriamiento, una pieza clave para el funcionamiento seguro y eficiente de cualquier central nuclear.
En un reciente artículo publicado por el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), se detalló el papel fundamental de estas torres en la operación de las plantas nucleares mexicanas, como la Central Laguna Verde, y se desmitificaron muchas de las ideas erróneas que rodean a estas estructuras.
Las torres de enfriamiento están diseñadas para reducir la temperatura del agua utilizada en el proceso de generación eléctrica, permitiendo su reutilización y evitando que se descargue agua caliente en ríos o mares, lo que podría dañar ecosistemas acuáticos.
El proceso es simple pero sofisticado:
Este sistema no solo mejora la eficiencia energética, sino que minimiza el impacto ambiental y puede incluso actuar como respaldo en situaciones de emergencia.
La mayoría de las torres de enfriamiento tienen una forma de hiperboloide, no por estética, sino por eficiencia física:
Este diseño permite que el aire caliente suba de forma natural, sin necesidad de ventiladores, en lo que se conoce como torres de tiro natural. También existen torres de tiro mecánico, que utilizan ventiladores para forzar el paso del aire, especialmente en climas cálidos o húmedos.
Uno de los puntos más importantes aclarados por el ININ es que el agua que pasa por la torre de enfriamiento nunca entra en contacto con el reactor nuclear. Se trata de un sistema completamente separado, lo que garantiza que el vapor que se observa es agua limpia, sin radiactividad ni contaminantes.
Además, estas torres permiten reducir el consumo de agua dulce, ya que el líquido se recicla constantemente. En un país como México, donde el estrés hídrico es una preocupación creciente, este tipo de tecnología representa una solución sostenible.
Aunque son un símbolo de la energía nuclear, las torres de enfriamiento también se utilizan en plantas termoeléctricas convencionales, como las de ciclo combinado o carbón. Su función es la misma: enfriar el agua del sistema térmico para poder reutilizarla.
Esto las convierte en una tecnología transversal, que puede integrarse en distintos modelos de generación eléctrica, incluyendo aquellos que están siendo modernizados como parte del Plan Nacional de Expansión Eléctrica 2025–2030.
Las torres de enfriamiento son el pulmón térmico de las plantas nucleares. No contaminan, no irradian, no queman. Solo enfrían. Y en ese proceso, permiten que el ciclo de generación eléctrica sea más eficiente, más seguro y más respetuoso con el medio ambiente.
En un momento en que México busca diversificar su matriz energética y avanzar hacia una transición ordenada, entender cómo funcionan estas infraestructuras es clave para romper mitos y construir confianza pública en torno a la energía nuclear.
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