Las plataformas como Shein, Temu y AliExpress exigen RFC o CURP para evitar la evasión de impuestos y contrabando, obligando a las 'nenis' salmantinas a enfrentar trámites fiscales desconocidos. Conoce cómo esta regulación impacta sus ventas, el comercio digital y la economía familiar en México.
Salamanca, Gto., 07 de enero de 2025 – Las “nenis” del municipio de Salamanca, en Guanajuato, andan con el ojo cuadrado frente a las nuevas disposiciones para importar mercancías a través de Shein, Temu, AliExpress y otras plataformas digitales. Desde enero, las empresas piden RFC o CURP al momento de la compra, lo que según explican las autoridades, busca combatir la evasión de impuestos y regular la comercialización de artículos extranjeros en México. Sin embargo, este cambio trae de cabeza a muchas vendedoras que nunca habían lidiado con el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) o los aranceles.
Mariana González, emprendedora que se dedica a la reventa de bisutería importada, confiesa que no sabe ni por dónde empezar:
Las medidas, que exigen a las plataformas recabar el RFC (o en su defecto la CURP), apuntan a frenar contrabando, dumping y triangulación de mercancías. El personal del Servicio de Administración Tributaria (SAT) en la región explica que se entiende la angustia de las “nenis”, pero que “existen diversos medios de orientación” para que cumplan sus obligaciones fiscales. Se espera que con esto se nivele el mercado para las empresas mexicanas que se sienten desplazadas por la avalancha de productos asiáticos.
La Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO) reporta que México encabeza el crecimiento global en ventas digitales: en el primer trimestre de 2024 se efectuaron más de mil millones de pagos con tarjetas de débito y crédito, de los cuales 21.3% fueron en comercio electrónico. “Ese frenético auge de la moda y los electrodomésticos en línea es el que ha incentivado a las autoridades a meter un mayor orden en las importaciones”, apuntan fuentes del sector.
Ahora, las “nenis” que antes solo se preocupaban por escoger la mejor bisutería o la prenda más trendy en Shein, tendrán que cargar con el papeleo del RFC y el posible pago de impuestos. Muchas ya piensan en subir precios para no ver disminuida su utilidad, pero temen ahuyentar a los clientes. Pese a todo, quienes se han asesorado dicen que, con un poco de paciencia, se puede cumplir con el SAT y seguir vendiendo sin dramas. El reto está en que gran parte de este ejército de emprendedoras arrancó sus negocios como Plan B durante la contingencia sanitaria, y ahora deben enfrentarse a una realidad donde la formalidad y los impuestos son la nueva norma.
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