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Cuando la fotovoltaica se junta con baterías: así están cambiando las reglas Longi, Trina y Jinko

Cuando la fotovoltaica se junta con baterías: así están cambiando las reglas Longi, Trina y Jinko

Las grandes firmas solares ya no venden solo paneles. Longi, Trina y Jinko están entrando de lleno al negocio de almacenamiento con BESS integrados para utility scale, comercial e industrial y residencial. Este análisis explica qué está cambiando en la cadena global y qué implica para México.

Durante una década, el negocio solar global se pareció a una carrera por abaratar módulos. El resultado es conocido: paneles cada vez más baratos, márgenes mínimos y un mercado dominado por gigantes chinos que concentran más de 80 por ciento de la manufactura mundial.

Hoy ese juego está cambiando. Los mismos actores que hundieron los costos de la fotovoltaica se están moviendo hacia el almacenamiento con baterías. Longi compró el control de un integrador de BESS en Europa y lanzó una línea de soluciones integradas solar más almacenamiento más hidrógeno. Trina consolidó su unidad Trina Storage con sistemas Elementa a escala de red. Jinko construyó una marca paralela de almacenamiento con productos para utility, comercial e industrial y residencial.

Las grandes ya no quieren ser solo fabricantes de módulos. Quieren vender sistemas completos que combinen generación, almacenamiento, electrónica de potencia y software. Y eso tiene implicaciones directas para la forma en que se financian proyectos, se define la competencia industrial y se diseña la regulación en países como México.

De panel a solución completa: la apuesta Longi, Trina y Jinko por el BESS

El giro estratégico tiene un origen simple: el módulo solar se volvió un commodity global. Con precios presionados y sobrecapacidad en la cadena de suministro, el valor se desplazó hacia donde hay menos competencia y más barreras de entrada: integración de sistemas, almacenamiento, software, servicios de operación y mantenimiento.

Longi es el ejemplo más visible de este cambio. La empresa tomó control mayoritario de PotisEdge, un desarrollador europeo de sistemas de almacenamiento para segmentos residencial, comercial y de red. Su mensaje es claro: transformarse en proveedor integrado de soluciones solar más baterías más hidrógeno, con almacenamiento como pieza central para estabilizar sistemas dominados por fotovoltaica.

Trina siguió un camino parecido. Con Trina Storage ofrece sistemas BESS llave en mano, incluyendo proyectos de 50 megawatts en mercados como Reino Unido, con productos como Elementa que prometen menores costos nivelados de almacenamiento y paquetes completos de garantías.

Jinko, por su parte, montó un portafolio que va desde contenedores de 5 megavatios hora para utility hasta soluciones de alta tensión para hogares y empresas, con gestión inteligente, liquid cooling y esquemas de peak shifting.

El mensaje que envían al mercado es inequívoco: el futuro de la fotovoltaica ya no está en vender más paneles, sino en controlar la solución completa de energía limpia y flexible.

Qué gana el sistema cuando el panel viene acompañado de baterías

Integrar fotovoltaica con baterías no es solo una decisión tecnológica. Es una respuesta directa a tres problemas que ya son cotidianos en los sistemas eléctricos avanzados: intermitencia, congestión nodal y picos de demanda.

En mercados con alta penetración solar se repite el mismo patrón. Exceso de generación al mediodía, precios muy bajos o incluso negativos en ciertas horas, y estrés en la red durante las puntas de demanda vespertinas. Si solo se agregan más paneles, se profundiza el desbalance. Si cada nuevo proyecto llega con almacenamiento, se habilita otra lógica de operación:

  • La planta puede desplazar energía desde las horas de mayor irradiación hacia las horas de mayor valor del mercado, lo que mejora los ingresos y reduce el riesgo de canibalización de precios.

  • El operador del sistema puede utilizar los BESS para servicios auxiliares, control de frecuencia, regulación de voltaje y alivio de congestión nodal.

  • El consumo detrás del medidor, ya sea en una planta industrial o en un hotel, puede suavizar su curva de demanda, reducir cargos por capacidad y ganar resiliencia frente a interrupciones.

Las grandes firmas solares entendieron que, sin baterías, su producto estrella comenzaba a enfrentar límites físicos, operativos y económicos. Al integrar BESS, vuelven a colocar la fotovoltaica en el centro de la expansión eléctrica, pero ahora como parte de un sistema flexible, no solo como generación barata a mediodía.

Una cadena global que se mueve hacia soluciones y nuevos dueños de margen

La transición de vender equipo a vender soluciones cambia toda la cadena. En el eslabón de manufactura, los módulos y los inversores seguirán bajo presión por precios bajos y competencia feroz, mientras que las baterías, los sistemas de control y el software capturan un mayor porcentaje del margen.

Esto crea nuevas barreras de entrada:

  • Escala industrial en celdas y sistemas de baterías, donde China ya domina buena parte de la producción global y está expandiendo capacidad en Europa y Estados Unidos.

  • Capacidad de integrar soluciones llave en mano con garantías bancables para bancos de desarrollo y fondos de infraestructura.

  • Plataformas digitales capaces de gestionar portafolios de BESS dispersos en distintos países, optimizando ingresos en mercados de energía y servicios auxiliares.

El efecto práctico es que desarrolladores independientes, que antes podían competir comprando módulos al mejor precio y contratando EPC locales, ahora enfrentan rivales que llegan con soluciones empaquetadas, financiamiento, garantías y reputación global.

Al mismo tiempo, los gobiernos ven en la cadena solar más baterías una oportunidad de política industrial. Estados Unidos, Europa, India y otros mercados impulsan incentivos para atraer manufactura y ensamblaje de baterías y sistemas integrados, buscando no repetir el patrón de dependencia casi total que tuvieron en módulos solares.

México: sin almacenamiento, la integración renovable se quedará a medias

En México, el debate público suele quedarse en cuánta capacidad solar y eólica se puede instalar, pero rara vez entra a fondo en el tema de almacenamiento. Sin embargo, si el país realmente quiere integrar más renovables en regiones con redes frágiles, el BESS deja de ser un lujo tecnológico y se convierte en requisito operativo.

Hay zonas del norte, Bajío y península donde la fotovoltaica enfrenta ya cuellos de transmisión, restricciones por confiabilidad y ventanas horarias de despacho limitadas. En ese contexto, los proyectos que lleguen con baterías tendrán más probabilidades de ser autorizados, financiados y conectados de forma estable, porque podrán:

  • Suavizar el impacto de la generación intermitente sobre nodos sensibles.

  • Ofrecer servicios de reserva rápida y regulación de frecuencia en sistemas con poca inercia.

  • Participar en esquemas de respuesta a la demanda y respaldo local para microrredes.

Los primeros sectores que pueden ganar en México con soluciones fotovoltaicas más almacenamiento son claros:

  • Parques solares a gran escala que buscan contratos híbridos energía más capacidad más servicios auxiliares.

  • Segmento comercial e industrial intensivo en energía, con alto costo por interrupciones y sensibilidad a tarifas punta.

  • Microrredes en zonas turísticas o aisladas donde la continuidad del suministro es tan crítica como el costo.

  • Usuarios residenciales de alto consumo en tarifa DAC que enfrentan recibos crecientes y pueden capturar valor con autoconsumo gestionado.

  • Agroindustria con cargas térmicas y de bombeo concentradas en ciertas horas, donde la combinación de fotovoltaica y baterías permite planear riegos, frío y procesos sin depender de picos de la red.

Si México no acelera la discusión regulatoria y de mercado para habilitar BESS como estándar, otros mercados emergentes que hoy ya están movilizando inversiones masivas en solar más almacenamiento terminarán capturando el aprendizaje tecnológico, la manufactura regional y los mejores esquemas de financiamiento.

Hoja de ruta 2026 a 2032: qué debería pasar para no llegar tarde

La década que viene definirá si México se integra de lleno a la ola solar con almacenamiento o se limita a ser usuario tardío de tecnología madura. Una hoja de ruta razonable para 2026 a 2032 implicaría, al menos, cuatro movimientos coordinados:

  1. Definir marcos regulatorios claros para BESS, tanto conectados a la red como detrás del medidor, con reglas específicas para capacidad, servicios auxiliares y seguridad.

  2. Actualizar las metodologías de planeación de red para considerar proyectos híbridos solar más almacenamiento como piezas centrales, no como anexos.

  3. Crear instrumentos financieros y garantías que reconozcan el valor de los ingresos múltiples de los BESS, más allá de la energía despachada.

  4. Impulsar polos industriales y de conocimiento en torno a integración de sistemas, software y servicios asociados, donde empresas locales puedan asociarse con fabricantes globales en lugar de limitarse a importar cajas cerradas.

La señal que está enviando el mercado global es contundente. Las grandes firmas solares ya no piensan en gigavatios de paneles, piensan en gigavatios hora de almacenamiento asociado. Quien diseñe su política energética e industrial como si la fotovoltaica siguiera siendo solo un módulo barato, estará planeando para un mundo que ya no existe.

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