Una reflexión crítica sobre la implementación del RENAGAS y su posible impacto en la industria de hidrocarburos, analizando si esta medida incentiva un cumplimiento sostenible o impone una carga excesiva a los permisionarios.
He seguido con atención las noticias sobre el nuevo Registro Nacional de Gasolineras y Gaseras (RENAGAS) y me parece que estamos ante un punto de quiebre en la relación entre el Gobierno de México y los permisionarios de hidrocarburos. Por un lado, aplaudo la intención de contar con información actualizada para garantizar la seguridad industrial y la protección ambiental; por otro, me pregunto si los propietarios de estaciones de servicio y plantas de gas LP enfrentarán, de manera realista, las exigencias de esta regulación.
Cuando pienso en el RENAGAS, visualizo un puente que busca conectar el cumplimiento de las normas con la responsabilidad social y ecológica. Sin embargo, todo puente requiere cimientos sólidos. Aquí entran en juego las multasque se han mencionado: algunas voces piden que no sean exorbitantes, alegando que podrían superar con creces la capacidad económica de ciertas empresas pequeñas o medianas.
En mi experiencia, este tipo de registro no sólo procura evidenciar a quienes han incumplido, sino también promover la transparencia y el mejoramiento continuo. Los permisionarios necesitan tener la certeza de que la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) no utilizará el RENAGAS como un simple instrumento recaudatorio. Al contrario, debería ser un trampolín para elevar la calidad de los procesos, reforzar la cultura de seguridad y fomentar la modernización de las instalaciones.
Lo que más me llama la atención es el calendario escalonado:
Semejante agenda apretada deja claro que hay prisa, y con razón: el 8 de marzo de 2025 entró en vigor un nuevo acuerdo en el Diario Oficial de la Federación. Aun así, considero que el Gobierno debe asegurarse de que los lineamientos sean claros y accesibles, de modo que cada permisionario sepa exactamente cómo cumplir sin caer en confusiones o trámites duplicados.
En lo personal, veo el RENAGAS como una medida que, bien administrada, podría generar un impacto muy positivo en el sector. Sin embargo, si no se escucha la voz de los involucrados y no se garantiza una implementación equilibrada, corremos el riesgo de que esta iniciativa termine siendo otra carga más para quien trata de operar conforme a la ley.
Te invito a investigar más sobre el tema en la web, revisar las publicaciones de la ASEA y los testimonios de los permisionarios que ya iniciaron su registro. Sólo así cada quien puede formarse un criterio sólido y, si lo considera justo, compartir su perspectiva en redes sociales. Después de todo, el debate es lo que enriquece nuestras decisiones como sociedad. Comparte este artículo si crees que la transparencia y el diálogo son claves para un sector energético más competitivo y sostenible.
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