La petrolera estatal busca socios para impulsar su producción y aliviar su carga financiera, pese a condiciones poco atractivas para privados.
En un movimiento que marca un giro pragmático en su estrategia, Petróleos Mexicanos (Pemex) anunció que 28 empresas —entre ellas Grupo Carso— han mostrado interés en participar en 11 proyectos de coinversión, a pesar de que las condiciones actuales no son las más favorables para el capital privado.
La información fue revelada por Ángel Cid, director de Exploración y Producción de Pemex, durante una llamada con analistas. Los proyectos abarcan desde campos maduros hasta zonas en aguas profundas, y se encuentran en distintas fases de desarrollo. Aunque no se ha definido una fecha exacta, la petrolera adelantó que pronto publicará las bases del proceso de selección.
Este paso representa un cambio relevante para una empresa históricamente celosa de su control estatal. Si bien la legislación permite esquemas mixtos, las reglas actuales limitan la recuperación de costos para los privados, lo que ha frenado la participación en años anteriores. Sin embargo, la estabilidad en los pagos y la necesidad de mantener la producción han despertado el interés de actores clave del sector.
Pemex enfrenta una deuda superior a los 98 mil millones de dólares y una producción que no alcanza los 1.8 millones de barriles diarios, su meta oficial. Para aliviar la presión, la Secretaría de Hacienda prepara una emisión de Notas Precapitalizadas (P-Caps) por hasta 10 mil millones de dólares, con el objetivo de refinanciar pasivos y garantizar liquidez operativa.
La apertura a coinversiones busca atraer capital y tecnología sin ceder el control de los recursos. En un entorno de restricciones fiscales y metas energéticas ambiciosas, Pemex parece estar optando por una fórmula híbrida: mantener la soberanía energética mientras se apoya en el músculo financiero del sector.
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