En México y Latinoamérica, la digitalización de trámites ya no es un sueño lejano; es una realidad que está transformando la economía. Este artículo desmenuza cómo la tecnología está ahorrando millones de pesos, reduciendo tiempos perdidos en filas y, de paso, devolviendo confianza a los ciudadanos. Además, descubre cómo la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, que arranca en 2025, promete llevar esta revolución aún más lejos.
Hablar de digitalización puede sonar muy técnico, como si fuera solo para programadores o gobiernos visionarios. Pero la verdad es que tiene todo que ver contigo, conmigo y con el tiempo que gastamos en trámites que, admitámoslo, muchas veces parecen interminables. Ahora, imagina esto: transformar esos procesos en algo rápido, eficiente y, sobre todo, menos frustrante. Así de simple suena la digitalización, pero el impacto que tiene va mucho más allá de las filas que desaparecen. Estamos hablando de ahorros millonarios, más productividad y una transparencia que poco a poco está cambiando las reglas del juego.
La digitalización no es solo un cambio tecnológico, es una inversión con rendimientos gigantes. Por ejemplo, en Querétaro, el simple hecho de digitalizar licencias de funcionamiento redujo los costos administrativos en un 30%. Y esto no es un número inventado; según datos de CONAMER, eso equivale a un ahorro anual de 20 millones de pesos. ¿Qué se hace con ese dinero? Pues ahora se puede invertir en infraestructura, en más tecnología o, mejor aún, en hacer que los servicios sean más rápidos y accesibles.
Miremos también el impacto en los ciudadanos. Según la OCDE, la digitalización de trámites reduce el tiempo promedio de atención en un 60%, y si traducimos eso al lenguaje de la calle: menos filas, menos estrés y más tiempo para cosas importantes. Porque, seamos honestos, ¿quién quiere perder su día entero en una oficina gubernamental?
La digitalización en México está a punto de recibir un empujón monumental con la creación de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDyT), que inicia operaciones el 1 de enero de 2025. Este nuevo organismo tiene como misión acelerar la digitalización de trámites, centralizar las capacidades tecnológicas del gobierno y generar ahorros presupuestales significativos.
Uno de los proyectos más ambiciosos de la ATDyT es “Llave Mx”, una identificación digital única que permitirá a los ciudadanos realizar trámites en línea sin complicaciones, desde cualquier lugar. Esto no solo agilizará procesos, sino que reducirá aún más los costos asociados con la gestión administrativa.
Además, con la creación de una Fábrica de Software, el gobierno desarrollará soluciones tecnológicas internas, ahorrando millones en contrataciones externas y asegurando que los sistemas estén diseñados a la medida de las necesidades del país. Este enfoque no solo reducirá costos, sino que también impulsará la autonomía tecnológica.
Para los negocios, el impacto de la digitalización es igual de importante. Imagina un emprendedor que puede abrir su cafetería en dos días, en lugar de esperar semanas por una licencia. Ese tiempo que ahorra lo convierte en ganancias, y no solo para él, sino también para la economía local.
Con la ATDT liderando proyectos como Internet para Todos, se espera que más municipios, incluyendo aquellos en zonas rurales, tengan acceso a la conectividad necesaria para implementar plataformas digitales. Esto abrirá oportunidades para pequeñas y medianas empresas que antes estaban limitadas por la falta de infraestructura tecnológica.
Otro beneficio que no podemos dejar de lado es la transparencia. Digitalizar trámites no solo los hace más rápidos, también los hace más limpios. Adiós a las mordidas y al clásico “te lo agilizo por un extra.” En Brasil, la digitalización de trámites judiciales redujo los casos reportados de corrupción en un 30%. Y con la ATDT al frente, México planea seguir este camino, implementando sistemas que permitan rastrear cada peso gastado en procesos administrativos.
La CEPAL proyecta que la transformación digital puede aumentar el PIB de los países latinoamericanos en un 5% en los próximos cinco años. Con la ATDT como catalizador, este crecimiento podría acelerarse en México. Desde la simplificación de trámites hasta la regulación del espectro radioeléctrico y el desarrollo de infraestructura tecnológica avanzada, los beneficios económicos serán difíciles de ignorar.
La digitalización de trámites no es un lujo, es una necesidad. Es el camino para un México más ágil, más competitivo y, sobre todo, más justo. Porque al final del día, la digitalización no es solo tecnología; es tiempo ganado, es confianza recuperada y es progreso para todos.
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