Un análisis del boletín de Capacidad Disponible de CENAGAS para entender cómo los cuellos de botella del gas natural se materializan en riesgo operativo y costo marginal eléctrico, y cómo deben leerlo traders, grandes usuarios industriales y generadores.
El tablero de Capacidad Disponible de CENAGAS suele leerse como un semáforo administrativo. En operación, es otra cosa: es la fotografía de dónde el sistema puede fallar sin previo aviso. La diferencia importa porque una cifra de capacidad publicada no equivale a gas garantizado en la puerta del usuario, y cuando esa diferencia se materializa, el impacto se traslada casi de inmediato al mercado eléctrico, al costo marginal y a la continuidad de suministro regional.
Capacidad no es volumen físico esperando a ser tomado; es un derecho condicionado. En términos operativos, hay capacidad firme y capacidad interruptible, y ambas dependen de puntos específicos de recepción y entrega. La firmeza no es absoluta: está sujeta a mantenimientos programados, restricciones operativas, balances de presión y eventos no planeados. La interruptible, por definición, es la primera en caer cuando el sistema se tensa.
El boletín muestra disponibilidad por tramo y punto, pero el operador experimentado lo lee como una red de dependencias. Un punto con “capacidad disponible” puede estar aguas arriba de un cuello que, al activarse, invalida esa disponibilidad. Por eso la lectura correcta siempre es end-to-end: desde la molécula en el punto de entrada hasta la válvula en la planta o central.
Hay cuatro razones recurrentes por las que una cifra positiva no se convierte en suministro efectivo. La primera es mantenimiento: una ventana en un tramo crítico reduce la capacidad efectiva sin que cambie el número agregado. La segunda son las nominaciones: si el balance diario no cuadra, el recorte se ejecuta aunque exista capacidad teórica. La tercera es la congestión: eventos regionales concentran flujos y activan restricciones administrativas. La cuarta son los eventos operativos: compresores fuera de servicio, desbalances de presión o cambios de calidad que obligan a limitar entregas.
En la práctica, estos factores se combinan. El boletín avisa dónde mirar; la operación decide quién recibe gas y quién no. Confundir ambos planos es el error más común en compras y coberturas.
El gas es el insumo marginal del sistema eléctrico. Cuando la disponibilidad se vuelve incierta en una región, los ciclos combinados elevan su costo marginal o salen de mérito. El efecto no es uniforme: aparece como dispersión regional, con centrales que siguen operando y otras que enfrentan recortes o costos incrementales por sustitución de combustible.
La sensibilidad es mayor en regiones con alta dependencia del gas y con transmisión limitada. Ahí, un ajuste de capacidad en el gasoducto se convierte en un salto del costo marginal eléctrico, en despacho fuera de mérito y, en casos extremos, en medidas administrativas para sostener la confiabilidad.
Para un trader, el boletín no es una tabla estática, es un indicador adelantado. La lectura correcta busca cambios de régimen: reducción persistente de capacidad en un tramo clave, incremento de restricciones programadas o acumulación de eventos interruptibles. Esos patrones anticipan volatilidad regional y abren o cierran arbitrajes de corto plazo. Ignorar la topología del sistema y mirar solo el agregado lleva a coberturas mal calibradas.
El gran consumidor necesita traducir capacidad a continuidad. La pregunta operativa es si su contrato está expuesto a recortes cuando el sistema se tensa y si su punto de entrega depende de un solo corredor. El boletín sirve para identificar vulnerabilidades y para decidir acciones prácticas: reforzar firmeza, diversificar puntos, ajustar inventarios o negociar cláusulas de flexibilidad antes de que el riesgo se materialice.
Para un generador, la capacidad disponible es una variable de despacho. La decisión crítica es si la central puede sostener operación en picos regionales o si enfrentará riesgo de indisponibilidad justo cuando el sistema más la necesita. La lectura correcta conecta el boletín con la sensibilidad del ciclo combinado, la logística de combustible alterno y la probabilidad de salir de mérito por costos.
En un escenario de mantenimiento programado en un corredor crítico, la capacidad firme se mantiene en papel, pero la interruptible se evapora. El trader ajusta coberturas regionales, el industrial activa inventarios y el generador recalcula su curva de despacho.
En un escenario de nominaciones tensas por clima o demanda, el sistema recorta por balance. El que no aseguró firmeza ve interrupciones parciales; el costo eléctrico regional se eleva por sustitución y despacho fuera de mérito.
En un escenario de evento operativo no planeado, la capacidad publicada queda obsoleta. La reacción temprana depende de haber identificado previamente el punto crítico y de contar con planes de contingencia contractuales y operativos.
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