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TAR y terminales marítimas: autonomía de inventarios y expansión

Radiografía del 'pulmón' logístico de México: distribución geográfica de TAR y puertos, días de autonomía reales, inversiones desde 2018, tarifas y reglas de acceso; cómo evitar cuellos, proteger la calidad (NOM-016) y asegurar abasto en Golfo y Pacífico.

TAR y terminales marítimas: autonomía de inventarios y expansión

El sistema energético mexicano no se sostiene en una promesa abstracta de “soberanía”, sino en días concretos de inventario y en la capacidad real de mover moléculas cuando el clima, la seguridad o los paros de planta aprietan. Esa resiliencia nace —o se rompe— en las TAR (terminales de almacenamiento y reparto) y en las terminales marítimas que alimentan al país por el Golfo y el Pacífico. Aquí está el mapa operativo: dónde están, cuántos días de autonomía aportan, cómo han crecido desde 2018 y bajo qué reglas y tarifas se accede a sus servicios.

Dónde está el “pulmón” del sistema (y cuánto aire da)

Pemex Logística describe sus terminales como el eslabón que “afianza” la cadena entre puntos de importación y comercialización; no es un rol pasivo: ahí se decide el tiempo de ciclo, la mezcla, la calidad final y la velocidad de despacho. Sin TAR con cupo y segregación, cualquier refinería o importación se vuelve una promesa inmóvil.

En términos de autonomía de inventarios, el propio gobierno federal documentó que, a 2023, México sostuvo 8.9 días en gasolinas, 8.1 días en diésel y 8.7 días en turbosina (promedios nacionales; la realidad varía por región). Es un piso operativo aceptable, pero todavía estrecho frente a shocks logísticos.

El marco de obligación mínima se flexibilizó en 2020: SENER fijó para gasolina y diésel 5 días y para turbosina 3 días de ventas, con esquemas de localización que permiten cubrir la mitad de la obligación con inventario despachable por pipa desde la terminal de suministro del cliente. La política mantiene la intención de crecer escalonadamente, pero la meta actual es conservadora.

Traducción operativa: el “mínimo regulatorio” (5/3 días) no siempre coincide con el “mínimo seguro” que exige cada corredor. En regiones con puertos expuestos o ductos frágiles, el mínimo práctico debe ser mayor.

Golfo y Pacífico: dos pulmones que laten distinto

El Golfo concentra la mayor parte de entradas por importación y despacho hacia el centro—es la arteria de Tuxpan–Veracruz–Tampico. Desde 2020, Tuxpan se consolidó como hub marítimo: la terminal Itzoil comenzó a operar y permitió a traders como ExxonMobil y Trafigura ejecutar cargamentos; PEMEX, por su parte, negoció la compra de la terminal Monterra (capacidad ~2.2 millones de barriles) para reforzar control del nodo. La combinación de muelles, patios y rack de carga en esa plaza cambió el equilibrio del país.

El Pacífico funciona como estabilizador de picos y contingencias para el noroeste y el bajío. La ola de proyectos privados tras la reforma incluyó terminales como Manzanillo (Sempra/IEnova) y desarrollos propuestos en Topolobampo para recibir, almacenar y despachar gasolinas y diésel; con distintos grados de avance, sumaron redundancia donde el ducto no llega o se interrumpe.

Expansión desde 2018: quién invirtió y dónde

Entre 2018 y 2025 se desplegó una oleada de terminales privadas —algunas marítimas, otras ferroviarias— que aumentó de forma sensible la capacidad de almacenamiento y el abanico de rutas: Valero abrió su puerta de entrada en Veracruz y firmó acuerdos de largo plazo para terminales en Guadalajara (~900 kb) y Monterrey (~425 kb) con acceso por tren; Bulkmatic invirtió en Salinas Victoria (NL) con tanques por ~690 kb para articular corredores ferroviarios; distintas fuentes sectoriales enumeran decenas de proyectos con entrada escalonada desde 2019.

Ese mosaico explica por qué hoy existen más alternativas reales para mover producto: buques a Tuxpan/Veracruz, unit trains a patios del norte/occidente y pipelines donde hay segregación para ULSD. La autonomía ya no depende de una sola válvula, sino de portafolios logísticos que combinan muelle, patio y ducto.

Tarifas y acceso: lo que sí se puede exigir (y lo que no)

Las tarifas máximas de Pemex Logística para almacenamiento de gasolinas y diésel se publican y actualizan de forma periódica; son referencia de costo regulado para terminales bajo su órbita. En paralelo, la CRE detalla los instrumentos para fijación tarifaria en almacenamiento/transporte y el marco que rige el acceso abierto no indebidamente discriminatorio en ductos y almacenamiento sujetos a permiso, materializado en Temporadas Abiertas (asignación de capacidad).

Un matiz clave: no todos los modos están obligados a acceso abierto. La propia CRE ha precisado que los modos tradicionales de distribución distintos al ducto (por ejemplo, autotanques) no están sujetos a la misma obligación. En almacenamiento, aplica si la instalación está bajo permiso y regulación; en proyectos privados no regulados por tarifa, el acceso queda contractual (y competitivo).

Cómo se traduce en días de autonomía (y dinero)

En 2023 México promedió 8–9 días; la política pide 5/3 como mínimos; la buena práctica en corredores críticos empuja a 10–12 días antes de temporada alta o ventanas de mantenimiento relevantes. La ecuación no es doctrinaria, es logística: más días de autonomía bien ubicados reducen demoras portuarias, “downgrades” de ULSD y compras de pánico; menos días obligan a decisiones caras.

Caso Tuxpan: del cuello a la bisagra

Tuxpan pasó en cinco años de ser una promesa a volverse bisagra: Itzoil recibe buques de hasta ~350 mil barriles y maneja volúmenes diarios significativos; la compra de Monterra por parte de Pemex fortalece control sobre capacidad estratégica en el Golfo, con implicaciones tanto para importadores privados como para el balance nacional. Esta densidad de infraestructura explica por qué, ante cierres en muelles vecinos o saturación de patio, Tuxpan marca la pauta del mercado.

Lo que falta (y lo que sí funciona)

Falta homologar reglas de acceso y tiempos estándar en patios ferroviarios; falta ampliar segregaciones dedicadas a ULSD en TAR del interior; falta hacer públicos los calendarios integrados de mantenimiento de ductos–TAR–muelles para reducir sorpresas. Lo que sí funciona: mercados donde coexisten tarifa regulada y espacio privado competitivo, con múltiples rutas y actores que se disputan el último kilómetro con calidad.

Conclusión

La autonomía no se decreta, se construye: con tanques bien ubicados, tarifas transparentes, reglas claras de acceso, y redundancias que hagan del Golfo y el Pacífico vasos comunicantes. La expansión desde 2018 dio músculo; la tarea de 2025–2030 es darle ritmo: que cada TAR sea un pulmón que respira a compás del país.


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