Por Redacción
La presidenta Claudia Sheinbaum anuncia un cambio radical en Pemex: eliminar burocracia y regresar a su estructura vertical. ¿Podrá esto salvar a la petrolera estatal?
Pemex está por vivir su transformación más importante en una década. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció este miércoles que la petrolera estatal abandonará el modelo de subsidiarias implementado en 2013 —que la dividió en cuatro empresas y 40 filiales— para regresar a su estructura vertical tradicional. El objetivo es claro: recortar burocracia y recuperar eficiencia en una empresa que acumula pérdidas billonarias y una deuda que ronda los $105 mil millones de dólares.
"La división de Pemex fue un error gravísimo", afirmó Sheinbaum durante su conferencia matutina. "Ahora, con las reformas recién aprobadas, volveremos a un Pemex integrado, donde las decisiones no se pierdan en laberintos administrativos".
La reforma energética de 2013 descentralizó Pemex creando subsidiarias como Pemex Exploración y Producción (PEP) o Pemex Transformación Industrial (TRI). El argumento era modernizar la empresa, pero según el gobierno actual, el resultado fue duplicidad de funciones, gastos innecesarios y lentitud operativa.
Ejemplo concreto: Mientras una subsidiaria se encargaba de extraer crudo, otra lo refinaba y una más lo comercializaba. Esto, según expertos, generaba choques internos y retrasos en proyectos clave. Ahora, con el regreso al modelo vertical, una sola cabeza tomará las decisiones, algo que —en teoría— agilizará procesos y reducirá costos.
Sheinbaum dejó claro que no habrá despidos arbitrarios, pero sí ajustes. "Si hay áreas redundantes, se liquidará conforme a la ley", explicó. El tema es delicado: Pemex emplea a cerca de 120 mil trabajadores, muchos bajo contratos sindicales blindados.
Fuentes internas revelan que el primer recorte podría darse en mandos medios, donde la superposición de roles es más evidente. Sin embargo, el sindicato petrolero —históricamente poderoso— ya ha advertido que no permitirá recortes sin negociación.
Analistas consultados tienen opiniones divididas:
✅ Los optimistas creen que centralizar Pemex reducirá costos operativos y acelerará proyectos estancados, como la refinería Olmeca.
❌ Los escépticos argumentan que el problema de Pemex no es su estructura, sino corrupción, falta de inversión y tecnología obsoleta.
Un dato clave: México produce hoy 1.5 millones de barriles diarios, menos que en 2013 (2.5 millones). Recuperar esa capacidad requerirá más que un cambio organizacional.
Junio 2024: Se espera el primer borrador del nuevo organigrama.
Septiembre 2024: Posible inicio de liquidaciones a personal redundante.
2025: Evaluación de si la restructuración logró mejorar finanzas.
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