México enfrenta un enemigo silencioso pero devastador: el gusano barrenador del ganado. Esta plaga amenaza con afectar gravemente al sector ganadero, la economía nacional y la salud pública. Con la ampliación del Dispositivo Nacional de Emergencia de Sanidad Animal (DINESA), el gobierno busca contener y erradicar esta amenaza con medidas estratégicas y coordinadas.
En el campo mexicano, donde el amanecer se mezcla con el mugir del ganado y el crujir de la tierra, un enemigo silencioso se mueve entre sombras. No es un depredador grande, pero sí voraz: el gusano barrenador. Este pequeño parásito, tan letal como discreto, amenaza con morder fuerte al sector ganadero y a la economía nacional. Ante este panorama, el gobierno federal ha decidido extender por seis meses el Dispositivo Nacional de Emergencia de Sanidad Animal (DINESA), un esfuerzo estratégico que busca proteger a millones de cabezas de ganado en todo el país.
Imagina un parásito que convierte pequeñas heridas en cráteres dolorosos. Así opera el gusano barrenador, una plaga que, si no se controla, puede diezmar a la ganadería en cuestión de semanas. Este intruso microscópico no solo causa sufrimiento en los animales, sino que también deja un hoyo en los bolsillos de los ganaderos, ya que reduce la producción y, en los casos más graves, provoca la muerte.
El riesgo no es menor: México cuenta con más de 36 millones de bovinos y otros millones de ovinos, caprinos y porcinos. Estos animales no solo alimentan a las familias mexicanas, también sostienen la economía rural y exportaciones clave. Si la plaga se descontrola, las pérdidas económicas podrían superar los 400 millones de dólares en solo unos años. Es como si dejas un cerco roto en el rancho: el daño empieza pequeño, pero pronto se vuelve inmanejable.
La ampliación del DINESA busca contener la propagación del gusano barrenador en las regiones más vulnerables del país, como el sur y sureste. La estrategia incluye medidas que suenan tan técnicas como necesarias:
Estas medidas no son un capricho; son la única manera de proteger al ganado y asegurar el abasto de carne en el mercado. Porque, al final del día, lo que está en juego no es solo el bienestar de los animales, sino la seguridad alimentaria de millones de familias.
Para los ganaderos: El DINESA no es una solución mágica, pero sí una herramienta crucial. Evitar la infestación no solo reduce las pérdidas económicas, sino que también previene costos adicionales en tratamientos y ajustes operativos. Además, al proteger al ganado, también se asegura que los precios de la carne no se disparen en el mercado.
Para el consumidor: Un brote descontrolado de gusano barrenador podría llevar a un aumento en los precios de carne y otros productos derivados. La estabilidad del mercado beneficia a todos, desde el productor hasta el comprador en el supermercado.
Para el gobierno: El programa también refuerza la imagen de México como un país comprometido con los estándares internacionales de sanidad animal. Esto es clave para mantener las exportaciones de carne y productos pecuarios, que representan una parte importante de la balanza comercial.
Implementar estas medidas no será un paseo por el rancho. Hay desafíos logísticos y culturales que enfrentar. Por un lado, algunas zonas rurales carecen de la infraestructura necesaria para aplicar cordones sanitarios o tratamientos químicos. Por otro, muchos ganaderos aún no están familiarizados con la gravedad del problema ni con las mejores prácticas para enfrentarlo.
Sin embargo, este programa también deja lecciones importantes: la prevención es siempre más barata que la corrección. Cada peso invertido en educación y vigilancia ahorra miles en pérdidas futuras.
La ampliación del DINESA es una respuesta necesaria y urgente a una amenaza que no da tregua. Es una inversión en el futuro del sector ganadero, en la estabilidad de los mercados y, sobre todo, en la tranquilidad de los mexicanos. Porque cuidar al ganado no es solo un tema de economía; es un asunto de orgullo nacional. Y si algo hemos aprendido en México, es que no dejamos que nuestros campos y animales enfrenten solos sus batallas.
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