Descubre por qué Australia decidió prohibir el uso de DeepSeek en sus instituciones oficiales, las consecuencias de este veto y cómo se suma a la creciente tensión global en torno a la inteligencia artificial.
El gobierno australiano declaró la guerra a DeepSeek, la nueva inteligencia artificial china que irrumpió con estruendo hace apenas unas semanas, provocando sacudidas en los mercados y hasta en gigantes como Nvidia. A partir de ahora, queda prohibido instalar o usar esta aplicación en todos los dispositivos oficiales de Australia, salvo contadísimas excepciones como la cadena pública ABC. Según las autoridades, las agencias de inteligencia y seguridad nacional concluyeron que DeepSeek representa un “riesgo inaceptable” para la tecnología gubernamental, algo que no es poca cosa en un mundo donde la ciberseguridad se ha vuelto la piedra angular de la soberanía nacional.
Esta postura coincide con las medidas que ya han tomado países como Italia o el estado de Texas en Estados Unidos, así como sectores del ejército estadounidense, que también pusieron freno a DeepSeek. Además, hace unos días el ministro de Ciencia, Ed Husic, encendió las alarmas por la forma en que la app maneja la privacidad de los usuarios, pidiendo que la gente lo piense dos veces antes de descargarla.
Este episodio recuerda cuando Australia baneó TikTok en 2023, argumentando preocupaciones similares sobre la posibilidad de espionaje y manipulación extranjera. Ocurrió algo parecido en 2018 con la prohibición a Huawei de participar en la implementación del 5G en su territorio, citando supuestas amenazas a la infraestructura nacional. Ahora, con DeepSeek, la historia se repite: lo que inicialmente prometía ser una revolución en inteligencia artificial terminó viéndose empañado por el fantasma de la vigilancia y la recolección de datos sensibles. Por supuesto, los funcionarios todavía pueden usar la app en sus teléfonos personales… pero, en el ámbito gubernamental, la puerta se cierra de golpe.
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