Agencia digital estrena concesión social en Sonora

La Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT) dio sus primeros pasos en la escena de las telecomunicaciones con un caso que, de entrada, suena a epopeya para conectar a la comunidad: autorizó la entrega de una concesión de espectro a una organización civil llamada Misericordia y Verdad A.C., cuyo objetivo es ofrecer Internet de uso social en Hermosillo, Sonora. Este proyecto, que en principio despertó recelos por presuntos vínculos religiosos de sus promotores, ha acabado por convertirse en la primera resolución en la que interviene la ATDT.

La historia viene de lejos y salpica al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). En octubre de 2022, la asociación Misericordia y Verdad solicitó un segmento de frecuencias en la banda de los 10 GHz a 11 GHz para brindar Internet sin fines de lucro a los sectores más vulnerables de Hermosillo, en especial a la comunidad de La Victoria, ubicada a unos 7 kilómetros del centro de la ciudad. Sin embargo, la petición se topó con un muro cuando el IFT consideró que el organismo podía estar ligado a un culto religioso y que, por lo tanto, no era apto para explotar una concesión de espectro, pues la ley impide a ministros de culto dedicarse a la radiodifusión o a las telecomunicaciones de manera directa o indirecta.

El asunto escaló hasta que un tribunal especializado en materia administrativa y de competencia económica concluyó que el IFT había incurrido en un acto de prejuzgamiento, ordenando que reanalizara la solicitud y, finalmente, otorgara la concesión. Los magistrados razonaron que el simple hecho de que el grupo promueva “valores cristianos” no lo convierte en una iglesia, ni lo hace encajar en la definición de un culto con la intención de eludir la norma. Fue así que el IFT, al acatar la resolución judicial, consultó con la ATDT —entidad recién estrenada para reemplazar en parte al IFT— y ambos organismos vieron luz verde para entregar la concesión.

Algo relevante es que Misericordia y Verdad había pedido usar frecuencias de 11 GHz, una banda con gran capacidad para transportar datos, pero que resulta muy cara de desplegar en comparación con opciones más usadas (850 MHz, por ejemplo). Se especula que, para acatar la sentencia del tribunal, el IFT podría asignar otra banda “más amigable” y así asegurar que el servicio sea factible técnicamente. En cualquier caso, la organización quedaría con el estatus de concesión única de tipo social, una figura que otorga libertad para proveer otros servicios de telecomunicaciones en todo el país, si así lo decide en el futuro.

La experiencia de Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias A.C. —un antecedente que data de varios años atrás— demuestra lo poderoso que puede ser el acceso al espectro para comunidades con escasa conectividad. Esa asociación también logró utilizar bandas de 850 MHz y 10 GHz para ofrecer telefonía y, más recientemente, Internet móvil a regiones marginadas de Oaxaca. Ahora, el turno es para Misericordia y Verdad A.C., que tendrá el reto de costear equipos e infraestructura en una banda algo compleja y ver si puede competir o coexistir con otros operadores de uso libre que, por saturación, no han podido brindar calidad de servicio.

Lo cierto es que la llegada de la ATDT a este asunto —y el visto bueno para un proyecto que estuvo en el limbo legal— revela un cambio de enfoque: ya no se trata sólo de vigilar a las grandes firmas de telecomunicaciones, sino de dar espacio a iniciativas sociales que buscan conectividad para todos. Falta ver si, en la práctica, la ATDT sabrá mantener un equilibrio justo entre apoyar a estos proyectos solidarios y evitar el “vacío legal” que enredó al IFT. Por ahora, La Victoria, en Hermosillo, va de gane: un nuevo proveedor de Internet con vocación social se alista para entrar en acción.