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Península de Yucatán: así se recuperó el sistema en 6 horas y qué dirá el tablero de la FIBRA-E

Post-mortem técnico del apagón peninsular: cómo se reconstruyó la red, dónde están los cuellos en 400 kV y qué indicadores (SAIDI/SAIFI, disponibilidad y congestión) deberá reportar la FIBRA-E para mejorar resiliencia.

Península de Yucatán: así se recuperó el sistema en 6 horas y qué dirá el tablero de la FIBRA-E

La tarde del 26 de septiembre dejó una radiografía descarnada de la red en el extremo oriental del país. Un trabajo programado en líneas de 400 kV disparó condiciones anómalas y una cadena de desconexiones que dejó sin servicio eléctrico a buena parte de Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Lo importante hoy no es repetir el titular del apagón, sino explicar cómo volvió la luz y qué métricas técnicas debería reportar la CFE —y su FIBRA-E de transmisión— para que usuarios, inversionistas y autoridades midan con rigor la resiliencia peninsular.

Qué pasó en la red (y por qué dolió más de lo previsto)

La Península funciona como un sistema semiaislado, históricamente tensionado por el crecimiento de la demanda turística, la entrada paulatina de nueva generación y la dependencia de corredores de alta tensión que bajan desde el sureste. Cuando una obra en 400 kV se sale del guion —por tiempos, coordinación o protecciones—, el margen para maniobrar se estrecha. Si la frecuencia cae y la potencia reactiva no acompasa, los esquemas de protección abren equipos para resguardar integridad: se evita un daño mayor, pero se oscurece la franja que depende de esas rutas.

Cómo se trajo de vuelta la energía (la cronología técnica útil)

El restablecimiento no fue instantáneo porque no lo puede ser: la recuperación de una red de esta escala exige reconstruir el balance entre generación, carga y transmisión con pasos medidos. Primero se estabilizan los tramos troncales, luego se energizan subestaciones nodales y, por último, se abren alimentadores a zonas residenciales y comerciales. El proceso, desde los primeros enclavamientos hasta la normalización casi total, tomó del orden de seis horas. Ese número es menos un “récord” y más un indicador de control: hubo coordinación, reservas y capacidad para cerrar anillos sin rebotar protecciones.

Dónde están los cuellos (y cómo se resuelven)

El mapa repite una constante: los nodos metropolitanos —Mérida, Cancún, Playa del Carmen— consumen rápido cualquier colchón operativo cuando falta una ruta troncal. Dos piezas marcan la diferencia entre “salida y regreso” o “salida y crisis”:

  • Redundancia N-1/N-2 en 400 kV y transformaciones 400/230/115 kV en los nodos de mayor carga.

  • Compensación reactiva (bancos de capacitores/FACTS) y automatismos de restauración para evitar que micro-oscilaciones corten el avance.

La FIBRA-E llegó, precisamente, para financiar ese tipo de activos: refuerzos de líneas, expansión de subestaciones y automatización en corredores críticos.

Lo que debe reportar la FIBRA-E (y cómo se leerá)

El mercado no se conforma con boletines. Espera un tablero trimestral con, al menos, cuatro indicadores que se vuelven línea base después del evento:

  • Disponibilidad de activos troncales: porcentaje de tiempo en servicio de líneas y transformadores clave.

  • SAIDI/SAIFI específicos para la Península: duración y frecuencia de interrupciones, desagregados por zona de carga.

  • Horas de congestión y curtailment: cuántas horas se operó bajo restricciones de flujo que limitan transferencia.

  • Tiempo de recuperación por etapa: troncales, subestaciones y alimentadores (para documentar aprendizaje operativo).

Si la FIBRA-E logra atar inversiones a metas claras —por ejemplo, reducir en 40% las horas de congestión en el eje oriental y acotar los tiempos de recuperación ante contingencias—, los tenedores tendrán un marco objetivo para evaluar desempeño y los usuarios finales sabrán qué esperar.

Qué significa para los usuarios críticos (turismo, salud, centros de datos)

Para un hotel que vive del check-in masivo o un hospital con quirófanos en cadena, la resiliencia se traduce en continuidad operativa. Tres mensajes prácticos tras el evento:

  1. Plantas de emergencia dimensionadas para carga crítica y pruebas bajo condición real, no solo en vacío.

  2. Acuerdos de prioridad con distribuidores de diésel y monitoreo de calidad de combustible para arranques prolongados.

  3. Contratos de respuesta a la demanda y microrredes con almacenamiento donde el perfil de carga lo justifique.

La red pública debe dar estabilidad; los usuarios intensivos tienen que comprar redundancia con criterio.

La agenda inmediata

Este episodio no se cierra con comunicados. Se cierra cuando veamos: programa de refuerzos en los corredores peninsulares, fechas de entrada de equipos y primer corte del tablero de la FIBRA-E con las métricas anteriores. El resto es retórica.


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