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CFE tras el apagón: restablecimiento, nudos en la Península y métricas FIBRA-E

Restablecimiento mayoritario tras afectar a ≥2.2 millones. Qué falló en transmisión, qué se repuso y dónde persisten cuellos. Claves para la RNT: anillos 400 kV, criterio N-1/N-2 y tablero FIBRA-E (SAIDI/SAIFI, horas de congestión).

CFE tras el apagón: restablecimiento, nudos en la Península y métricas FIBRA-E

La Península amaneció con la mayor parte de sus circuitos reenergizados después del corte masivo que dejó sin suministro a más de 2.2 millones de usuarios. La secuencia técnica confirma el disparador: trabajos de mantenimiento en transmisión que, combinados con una ventana de márgenes estrechos, accionaron protecciones y relevo por baja frecuencia. El restablecimiento avanzó de lo grueso a lo fino: primero los nodos troncales, luego alimentadores urbanos e industriales y, por último, ramales con inspección visual previa. Así volvieron a la normalidad Mérida, la mayor parte de Campeche y zonas de Quintana Roo con prioridad en corredores turísticos y hospitalarios.

El evento vuelve a desnudar los nudos de la Red Nacional de Transmisión (RNT) en la Península. La arquitectura actual, apoyada en tramos 230–400 kV, opera con holguras limitadas cuando salen activos críticos por mantenimiento o indisponibilidad. La estabilidad N-1 —soportar la falla de un solo elemento sin perder suministro— se cumple con tensión, y la N-2 —dos contingencias— se vuelve aspiracional fuera de horas valle. En ese contexto, anillos de 400 kV más robustos y compensación reactiva dinámica son el lenguaje de fondo: sostienen perfiles de voltaje, reparten flujos y evitan que una maniobra programada escale a desconexión extensa.

El qué se repuso importa tanto como el porqué. Se normalizaron barras principales y seccionamientos, se verificaron relés y reclosers con disparos sucesivos y se corrigieron desbalances de carga en alimentadores urbanos donde la demanda regresó de golpe. En subestaciones saturadas, la apertura fue escalonada para no exceder capacidades térmicas de transformadores y evitar caídas de tensión. La calidad del restablecimiento se midió en segundos: menos parpadeos, menos reinicios de equipos sensibles y curvas de frecuencia que convergen rápido a nominal.

Quedan, sin embargo, cuellos persistentes. En periferias urbanas con crecimiento rápido, los alimentadores trabajan cerca de su límite en horas pico; el más ligero desbalance provoca sobrecorrientes y disparos por protección. En corredores forestales y derecho de vía con vegetación densa, los cierres requieren más inspección, lo que alarga ventanas. Y en la franja hotelera del Caribe, la simultaneidad de climatización, bombeo y equipos críticos exige perfiles de tensión más firmes que no siempre están disponibles al primer intento.

Para la FIBRA-E del segmento eléctrico —el vehículo que muchos miran para entender desempeño operativo con lentes financieros— el evento deja métricas concretas a seguir. El SAIDI (minutos promedio de interrupción por usuario) absorberá un salto en la Península este mes; el SAIFI (número de interrupciones por usuario) capturará la frecuencia de disparos donde el restablecimiento fue escalonado. A eso se suma un indicador cada vez más observado: horas de congestión en enlaces troncales, que elevan pérdidas y elevan el costo marginal local cuando la red queda al límite. Si el trimestre cierra con reducción visible en esas horas, la señal será que las medidas operativas —reconfiguraciones, equipos de compensación y calendarios de mantenimiento— están funcionando.

El balance final es claro: más allá del regreso de la luz, el sistema peninsular necesita redundancia en 400 kV, mejores reservas giratorias locales y automatización de protecciones afinada a su realidad climática y de carga. En paralelo, la operación diaria gana resiliencia cuando los trabajos programados se realizan con márgenes de reserva y ventanas que eviten la simultaneidad de riesgos. La buena noticia es que la curva de restablecimiento fue rápida en la mayoría de las plazas; la tarea pendiente es que el próximo mantenimiento no vuelva a escribir el mismo guion.

Si te sirven actualizaciones que separan la crónica del desempeño medible —y te ayudan a preparar decisiones de inversión, operación o consumo— síguenos. Aquí traducimos eventos críticos en indicadores que protegen tu margen.

FAQ

¿Qué originó el corte masivo?
Una maniobra de mantenimiento en transmisión que, con márgenes estrechos, activó protecciones y relevo por baja frecuencia en el sistema peninsular.

¿Cómo se dio el restablecimiento?
Primero se estabilizaron nodos troncales y barras; luego se reabrieron alimentadores por zonas para no sobrecargar transformadores ni caer en baja tensión.

¿Dónde persisten los cuellos?
En periferias urbanas con alimentadores al límite, en derechos de vía con vegetación y en corredores turísticos que exigen perfiles de tensión firmes.

¿Qué significa fortalecer anillos 400 kV y el criterio N-1/N-2?
Implica redundancia y capacidad para sostener el sistema ante una o dos contingencias sin cortes extensos, mejorando estabilidad de tensión y frecuencia.

¿Cómo lo medirá la FIBRA-E?
Con SAIDI y SAIFI para interrupciones y con horas de congestión en enlaces troncales; si bajan en el trimestre, la mitigación está funcionando.


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