4 horas atrás
4 mins lectura

Apagón en Península: 2.2 millones sin luz por falla en transmisión

Una maniobra de mantenimiento en líneas de transmisión dejó sin luz a más de 2.2 millones en Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Qué pasó, cómo se restableció y qué revela sobre la resiliencia de la red peninsular.

Apagón en Península: 2.2 millones sin luz por falla en transmisión

Península a oscuras: 2.2 millones sin luz por falla en transmisión; qué dice el apagón de la resiliencia del sureste

Un corte de energía justo después de las 14:00 horas dejó sin servicio a más de 2.2 millones de usuarios en Yucatán, Campeche y Quintana Roo. El origen no fue un huracán ni un pico de demanda, sino una maniobra de mantenimiento en líneas de transmisión que derivó en la desconexión de amplias zonas del Sistema Peninsular. Hacia el atardecer, los reportes de restablecimiento hablaban ya de gran parte de Mérida energizada, mayoría de Campeche con servicio y poblaciones de Quintana RooChetumal, Bacalar y Holbox, entre otras— de vuelta a la normalidad, mientras cuadrillas avanzaban por circuitos y subestaciones.

El episodio pone bajo la lupa una realidad técnica conocida: la península funciona con una interconexión frágil respecto al resto del Sistema Interconectado Nacional. Su columna vertebral —tramos 230–400 kV— necesita coordinación milimétrica cuando salen líneas críticas por mantenimiento. Si la maniobra no conserva la reserva giratoria y el flujo de potencia dentro de límites, el sistema se desequilibra: actúan protecciones, se abren interruptores y entran esquemas de relevo por baja frecuencia (UFLS) para evitar un colapso mayor. El resultado se percibe en segundos: luminarias fuera, aires que se apagan, semáforos intermitentes.

No fue el primer susto del año. En meses previos, un evento en la región se ligó a combustible de mala calidad en una central de generación, recordando que un sistema robusto exige dos capas: plantas que respondan con rampa y confiabilidad y transmisión con redundancia suficiente para absorber contingencias sin caídas masivas. Cuando una de esas capas falla —combustible, automatización, protecciones mal coordinadas o un mantenimiento con margen corto— el sistema muestra sus costuras.

El restablecimiento siguió el guion técnico clásico. Primero, arranque en isla o acople con nodos estables; luego, normalización de tensión en barras principales; después, apertura gradual de alimentadores hacia colonias y corredores industriales, cuidando no sobrecargar transformadores. Donde el servicio tardó más, el cuello de botella estuvo en subestaciones saturadas, reclosers que dispararon por transitorios o líneas con vegetación que demandaron inspección antes de cerrar. En zonas turísticas —Cancún y Tulum—, la prioridad operativa fue corredores de hoteles, aeropuertos y hospitales, por su impacto en seguridad, movilidad y economía.

La lección es incómoda pero útil. La península no solo necesita más megawatts, requiere más red: refuerzos 400 kV y 230 kV, compensación reactiva para sostener perfil de voltaje, automatización que anticipe sobrecargas y mantenimiento fuera de ventanas climáticas complejas. En paralelo, el parque de generación local debe diversificar combustibles y fortalecer su disponibilidad efectiva. La resiliencia no se mide por el anuncio de una planta, sino por la suma de pequeños aciertos: protecciones bien coordinadas, reservas a tiempo, trabajos de poda y derechos de vía limpios antes del temporal.

Para empresas y hogares, el episodio vuelve a subrayar buenas prácticas que amortiguan pérdidas. Centros de datos y hoteles con UPS y plantas de emergencia que arrancan sin sobresaltos; comercios con respaldo para puntos de venta y protocolos de cierre ordenado; hospitales con prioridad de circuito y pruebas semanales de sus generadores. En vivienda, protección de sobretensión, desconexión de equipos sensibles y planes alternos de comunicación ayudan a navegar apagones que duran lo que tarda en estabilizarse una región extensa.

La península seguirá siendo un territorio de energía exigente: clima, distancia y turismo presionan la red como pocas regiones del país. Lo que ocurra tras este apagón —en proyectos, calendarios y coordinación— dirá si aprendimos lo suficiente. Si estas coberturas te ayudan a prepararte, decidir inversiones y reducir riesgos cuando la red flaquea, síguenos: convertimos eventos críticos en información que protege tu operación y tu bolsillo.

FAQ

¿Cuántos usuarios resultaron afectados?
Más de 2.2 millones de usuarios en Yucatán, Campeche y Quintana Roo.

¿Qué originó el apagón?
Una maniobra de mantenimiento en líneas de transmisión que desbalanceó el sistema peninsular y activó protecciones.

¿Cómo avanzó el restablecimiento?
Primero se estabilizaron barras y tensión en nodos principales; luego se energizaron alimentadores por zonas. Mérida y la mayor parte de Campeche recuperaron temprano; en Quintana Roo volvieron antes Chetumal, Bacalar y Holbox.

¿Por qué la península es más vulnerable?
Tiene interconexiones limitadas con el resto del país y depende de pocas rutas de alta tensión; cualquier salida programada exige reserva y coordinación finas.

¿Qué se puede hacer para evitar repeticiones?
Refuerzos de 400/230 kV, mejor compensación reactiva, automatización de protecciones, mantenimiento oportuno y generación local con mayor disponibilidad y diversidad de combustibles.

Deja un comentario

Todos los campos son obligatorios *