El 2 de septiembre de 2025, el DOF publicó la NOM-019-ASEA-2024. Explicamos cómo calcular ST, SRP y SQP, qué medir, cómo promediar por día y mes, y qué exclusiones reconoce la norma para reportes sólidos y dictaminables.
El 2 de septiembre de 2025, se publicó en el DOF la NOM-019-ASEA-2024. Entre los pilares operativos, el balance de azufre dejó de ser un apéndice técnico para convertirse en un indicador central de cumplimiento. No es solo una fórmula: es un sistema de medición, registro y decisión que conecta la alimentación de compuestos sulfurosos, la eficiencia de recuperación y lo que efectivamente se libera a la atmósfera.
ST es el azufre total en alimentación al tren de proceso. Se determina a partir de la composición (p. ej., H₂S, COS, CS₂, RSH) y los caudales reales. La clave no está en el número final, sino en que provenga de datos trazables: cromatografía calibrada, factores de conversión y condiciones normalizadas.
SRP es el azufre recuperado en tus unidades de recuperación o procesos equivalentes. Refleja la eficiencia de la SRU (y de equipos satélite), pero también la disponibilidad: una SRU parada con by-pass operativo te delata en segundos.
SQP es el azufre que se libera. La NOM lo define como SQP = ST − SRP. Desde la perspectiva del regulado, SQP es tu “resultado público”: cuanto más consistente sea la medición de ST y SRP, más robusto será tu valor de SQP y menor la exposición a hallazgos.
El % de emisión total diario es la relación entre lo liberado y lo alimentado, con base en equivalencias al mismo estado de referencia. A partir de los valores diarios válidos, se obtiene el promedio mensual, que es el dato que dialoga con tus reportes y con el dictamen. La NOM reconoce exclusiones del cómputo de promedios ante eventos tipificados (por ejemplo, arranques programados o mantenimientos), siempre que estén documentados con bitácoras, órdenes de trabajo, avisos de paro y trazabilidad de mediciones antes/durante/después.
En alimentación, la medición combinada de composición y caudal debe permitir convertir a masa de azufre con incertidumbre conocida. En recuperación, conviene distinguir la producción de azufre elemental y los purges del sistema. En liberación, la antorcha y los puntos emisores requieren método consistente y repetible. No hay cálculo sólido sin calibraciones vigentes, curvas de respuesta y control estadístico de calidad. El auditor no pedirá un número bonito: pedirá el dato crudo, la bitácora de calibración y la ficha del equipo.
Las exclusiones no son un “borrador”, son reconocimientos condicionados. Para que un día quede excluido del promedio mensual debes poder demostrar que se trató de un arranque o mantenimiento bajo los supuestos de la NOM. Se espera narrativa operativa y evidencia temporal: quién ordenó, cuándo inició, a qué hora se estabilizó el proceso y qué mediciones se tomaron. Si el evento se extiende sin control o carece de documentación, no se considera exclusión; se convierte en un día válido con impacto en tu promedio.
La mayoría de los incumplimientos nace en la gobernanza del dato. Es habitual ver cromatógrafos con factores desactualizados, caudalímetros sin corrección a condiciones de referencia, o conversiones entre base húmeda/seca mezcladas a conveniencia. Cuando tu control de cambios de instrumentos no conversa con el balance, el valor de SQP deja de ser defendible. La solución no es heroica: plan de QA/QC, hojas de cálculo bloqueadas con versiones fechadas, firmas de responsable y respaldo automático. El precio de esa disciplina es mucho menor que el de un dictamen adverso.
La tabla siguiente ilustra la lógica de registro. No sustituye tus plantillas; sirve para visualizar cómo dialogan las variables y las exclusiones.
Día | ST (t/d) | SRP (t/d) | SQP = ST−SRP (t/d) | % emisión diario | ¿Cuenta para promedio? | Observación |
---|---|---|---|---|---|---|
01 | 120.0 | 117.6 | 2.4 | 2.0% | Sí | Operación estable |
02 | 118.5 | 114.8 | 3.7 | 3.1% | Sí | Carga con trazas de COS |
03 | 95.2 | 90.1 | 5.1 | 5.4% | No | Arranque programado, bitácora y OT adjuntas |
04 | 121.0 | 118.1 | 2.9 | 2.4% | Sí | SRU al 97.6% SRE |
Al calcular el promedio mensual, el día 03 queda excluido siempre que la evidencia cumpla. Si tu mes incluye varios eventos, la defensa documental vale más que cualquier argumento posterior.
El balance respira mejor cuando se acompaña de SRE (Sulfur Recovery Efficiency) de tu SRU, disponibilidad del tren de recuperación, tasa de flameo y horas en exclusión debidamente demostradas. Con esos cuatro números, el % mensual de emisión deja de parecer capricho y se vuelve la consecuencia técnica de cómo operas.
Lo que el evaluador espera ver es consistencia: variables medidas con el mismo patrón, conversiones alineadas, exclusiones justificadas y una línea de tiempo donde cifras y eventos coinciden. En papel, se traduce en bitácoras con campos mínimos, archivos de medición con sellos de fecha y un resumen ejecutivo que explique variaciones atípicas. Si una subida en SQP coincide con una baja de disponibilidad de la SRU, la lectura es verosímil; si no, el dictamen se detiene.
Los tropiezos más caros suelen ser sencillos: copiar factores de conversión de meses anteriores, olvidar actualizar la densidad de referencia, usar equipos sin verificación vigente o mezclar días excluidos con días válidos en la hoja de cálculo. También pesa la falta de cierre operativo posterior a los eventos: si sales de arranque y no documentas el momento de estabilización, ese día no será excluible.
Medir, calcular y demostrar no es una carga, es un seguro de operación. Cuando el balance de azufre se vuelve parte del lenguaje diario —con datos cuidados y narrativas verificables— el dictamen deja de ser un examen y se convierte en la formalidad de un trabajo bien hecho. Si te sirve, habilitamos en IA Regulatoria una plantilla editable de balance mensual con control de versiones y campos de evidencia; descárgala y únete a quienes ya están elevando su estándar antes de que alguien se los exija.
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