luis.rodriguez
Descubre cómo la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones impulsa un futuro más inclusivo y resiliente al sumarse a la campaña 50-in-5, una iniciativa global para fortalecer la infraestructura pública digital.
La Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT) acaba de dar un paso trascendental para la modernización de la infraestructura pública en México: se unió oficialmente a la campaña 50-in-5, una iniciativa internacional que reta a los gobiernos a diseñar, lanzar y escalar su infraestructura digital en un plazo de cinco años. Mientras Brasil, República Dominicana, Noruega y otros países ya se habían anotado, ahora la ATDT alza la mano y avisa al mundo que México va en serio con la transformación digital.
La campaña 50-in-5 busca que cada nación se enriquezca con aprendizajes y técnicas probadas en otros rincones del planeta; una suerte de “colaborar para triunfar” en temas de infraestructura pública digital. La promesa es intercambiar experiencias que acorten costos y tiempos de implementación, una herramienta esencial para un país tan diverso y grande como el nuestro. Si hay algo que ha quedado claro con la pandemia y los cambios globales, es que el desarrollo digital no es un lujo, sino la base para crecer y garantizar servicios más eficientes.
Con la adhesión a 50-in-5, la ATDT refuerza su misión de “tecnificar” los servicios públicos para beneficio de todos: desde el ciudadano que busca un trámite sencillo y en línea, hasta emprendedores que necesitan conectarse con mercados globales. Se trata de un compromiso que no solo implica tecnología de punta, sino también seguridad, interoperabilidad y acceso incluyente. Al final, un ecosistema digital sólido empuja la economía, activa la innovación y mejora la calidad de vida, sobre todo en comunidades que, hasta hace poco, veían la digitalización como algo lejano.
Los voceros de la ATDT han dejado claro que la agenda no se reduce a lanzar plataformas o instalar equipos: la idea es crear una infraestructura resistente y perdurable, capaz de servir de columna vertebral para la transición tecnológica de todo el país. Lo interesante es que 50-in-5 no solo concentra a países tradicionalmente reconocidos por su liderazgo digital, como Singapur o Noruega, sino también a otros de América Latina que comparten nuestros desafíos, léase Guatemala o Uruguay. Esa pluralidad permite que México aprenda de quienes ya encontraron soluciones a problemas similares, mientras ofrece su experiencia en campos como innovación social y políticas públicas.
La realidad es que, hoy por hoy, la economía mundial depende en gran medida de la conectividad y la disponibilidad de servicios digitales. Para México, sumarse a 50-in-5 representa un golpe de autoridad: no queremos vernos rezagados en la adopción de soluciones que posibiliten trámites virtuales, seguridad de datos y cobertura de Internet para zonas remotas. Si algo ha dejado en claro la ATDT, es que la transformación digital no se construye de la noche a la mañana, pero sí puede impulsarse a toda marcha si el país se compromete con metas y plazos concretos. Y con este anuncio, queda patente que la ATDT pretende liderar ese cambio.
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