Cerramos septiembre con un balance de “quién va ganando” los workovers offshore de México: cuadrillas, jack-ups y servicios de intervención. Señales de precio, disponibilidad y cómo prepararse para 2026.
El cierre de septiembre deja un mensaje nítido para costa afuera: los workovers vuelven a ser el puente más costo-eficiente entre producción hoy y proyectos mayores mañana. La tríada SLB–Halliburton–Weatherford se reparte protagonismo según especialidad y disponibilidad de equipos, mientras las operadoras ordenan campañas que priorizan pozos con ganancia rápida de productividad y bajos tiempos de intervención.
El primer diferencial está en la integración. Quien ofrece paquete completo —planeación, ingeniería de trabajo, fluidos, equipos de intervención y pruebas de pozo— reduce interfaces y tiempo muerto. En esa lógica, SLB y Halliburton toman ventaja en pozos con requerimientos complejos de control de arena, reacondicionamiento de completaciones y diseño de fluidos que preserven integridad. Weatherford, por su parte, capitaliza en nichos de re-entradas con herramientas especializadas y soluciones de artificial lift que devuelven respiración a pozos con caída acelerada.
El segundo eje es la flota. Los jack-ups disponibles en el Golfo han visto una recuperación de tasas día y mayor ocupación; no obstante, la ventana de Q4 aún permite colocar campañas cortas si la ingeniería está madura. La lección de 2023–2024 se mantiene: la demora en refacciones críticas —árboles de navidad, empaques, válvulas— no se resuelve con más barcazas, sino con previsión de inventarios y contratos que asignen responsabilidades claras por “long lead items”.
La métrica que importa no es el número de pozos tocados, sino la suma de barriles recuperados frente al OPEX y el tiempo fuera de línea. Los operadores exitosos miden curva de producción en periodos cortos —30, 60 y 90 días— y ajustan receta en tiempo real: lift, choking, químicos, limpieza. Cuando se hace bien, el workover mueve la aguja en campos maduros sin hipotecar CAPEX futuro.
De cara a 2026, el mercado anticipa más campañas integradas, mayor peso de la seguridad de procesos y un énfasis en captura de datos durante la intervención para nutrir modelos de declinación y pronósticos de IPR. Los proveedores locales con disciplina en SSPA y logística de costa —desde manejo de residuos hasta abastecimiento oportuno— tendrán una oportunidad tangible si se insertan en cadenas donde la ingeniería y la ejecución conversan sin fricción.
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