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Licitación CFE Los Cabos 240 MW: garantías, entregables y riesgos contractuales que definen quién puede competir

Guía para entender la estructura del concurso, sus hitos y el paquete de riesgos técnicos, legales y de plazo en un proyecto de generación para sistema aislado.

Licitación CFE Los Cabos 240 MW: garantías, entregables y riesgos contractuales que definen quién puede competir

La licitación de CFE para la central de 240 MW en Los Cabos no es un concurso de potencia, es un filtro de ejecución. La arquitectura contractual prioriza certeza de entrega, disciplina de plazos y mitigación de fallas antes que optimización marginal de costo. Para quien pretende competir, el diferencial no estará en la tecnología per se, sino en cómo administra garantías, hitos y obligaciones que trasladan el riesgo operativo al contratista desde el primer día.

El corazón del concurso: un contrato pensado para cumplir, no para renegociar

El diseño contractual coloca a la CFE como comprador de un activo terminado, con desempeño verificado y listo para operar en un entorno exigente. La estructura privilegia un esquema llave en mano con responsabilidades concentradas. En la práctica, esto reduce el espacio para “zonas grises” entre ingeniería, suministro y construcción. El mensaje es claro: quien entra debe poder absorber coordinación, retrasos de proveedores y ajustes de diseño sin trasladarlos al dueño del proyecto.

Para EPC y OEM, esto implica asumir un rol de integrador real. Para financiadores, significa que el riesgo de ejecución se evalúa en el contratista, no en el comprador. La consecuencia directa es un umbral de entrada más alto, pero también un marco más predecible si se ejecuta bien.

Garantías: la primera barrera de entrada

Las garantías no son un anexo administrativo; son el mecanismo de disciplina central. La licitación exige garantías de seriedad, cumplimiento y, en su momento, de calidad y vicios ocultos. El efecto práctico es doble. Primero, limita la participación a jugadores con balance y capacidad de afianzamiento. Segundo, obliga a una planeación financiera conservadora desde la oferta, porque el costo de la garantía no es recuperable vía cambios de alcance.

Aquí es donde muchos proyectos se rompen: ofertas agresivas que subestiman el costo financiero de mantener garantías durante un cronograma ajustado. La mitigación pasa por alinear desde el inicio a finanzas y proyectos, y por modelar escenarios de extensión de plazo con impacto directo en costos de afianzamiento.

Entregables: ingeniería que se revisa, no solo que se presenta

El paquete de entregables va más allá de planos “para construcción”. La CFE exige evidencia de ingeniería suficiente para validar que el proyecto es ejecutable en el sitio, con condiciones ambientales y operativas específicas. Esto incluye memorias de cálculo, criterios de diseño y documentación que permita verificar cumplimiento antes de autorizar avances críticos.

Para el EPC, el riesgo está en subestimar la profundidad de revisión. Una ingeniería incompleta no solo retrasa aprobaciones; puede activar eventos contractuales que afecten hitos de pago. La estrategia correcta es adelantar ingeniería de detalle hasta donde sea razonable antes de la adjudicación, aun a costa de mayor costo hundido en la etapa de oferta.

Cronograma: plazos como riesgo contractual, no como aspiración

El cronograma del concurso está diseñado para cerrar ventanas de ambigüedad. Hitos claros, fechas comprometidas y penalidades asociadas convierten el tiempo en una variable contractual dura. En un sistema aislado, el retraso no es un inconveniente: es un riesgo de suministro que el contrato busca evitar.

Para quien compite, el error típico es asumir que los plazos son negociables una vez iniciada la obra. No lo son. La mitigación real consiste en construir cronogramas con colchones internos, rutas críticas realistas y contratos espejo con proveedores clave que reflejen las mismas obligaciones de plazo.

Riesgos técnicos que el contrato ya asignó

Aunque el análisis de confiabilidad pertenece a otra discusión, el contrato sí asigna riesgos técnicos relevantes. Disponibilidad de equipos, desempeño garantizado y pruebas de aceptación forman parte del núcleo contractual. El incumplimiento no se resuelve con explicaciones técnicas, sino con consecuencias económicas.

Para OEM, esto significa que las curvas de desempeño ofrecidas deben ser conservadoras y respaldadas. Para EPC, que la integración y puesta en servicio no pueden tratarse como fase secundaria. La mejor mitigación es una estrategia de FAT y SAT robusta, alineada contractualmente y calendarizada desde la oferta.

El ángulo financiero: bancabilidad condicionada a disciplina contractual

Desde la óptica financiera, esta licitación es financiable solo si el contratista demuestra control de riesgos. Los bancos miran garantías, cronograma y capacidad de absorber contingencias. Un contrato exigente no espanta al financiamiento; lo espanta la falta de claridad en quién paga los errores.

La decisión clave para sponsors es estructurar el proyecto con reservas de contingencia explícitas y con contratos back-to-back que eviten descalces entre obligaciones asumidas y riesgos transferidos.

Cómo se compite de verdad en Los Cabos

Competir no es bajar precio, es reducir incertidumbre para el comprador. Quien entienda que la licitación está diseñada para premiar ejecución sólida tendrá ventaja. Eso implica entrar con ingeniería madura, financiamiento alineado, proveedores comprometidos y una lectura realista de los riesgos que el contrato no va a absorber.

En este concurso, la técnica habilita, pero la gestión de riesgo decide.


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