Repsol arranca producción en León-Castile, reutiliza la plataforma Salamanca y reduce 87% emisiones, reforzando su estrategia en el Golfo de México.
La compañía española marca un hito en aguas profundas con la reutilización de la plataforma Salamanca, reduciendo emisiones y acelerando la producción en uno de los proyectos más estratégicos para la seguridad energética de Norteamérica.
Repsol, en consorcio con LLOG Exploration Offshore y O.G. Oil & Gas, anunció el inicio de la producción en el proyecto León-Castile, ubicado en aguas profundas frente a Luisiana. La operación comenzó en un pozo del campo León, mientras que otros dos pozos —uno en León y otro en Castile— entrarán en operación antes de fin de año. Para 2026, se sumarán dos más, consolidando la capacidad productiva del proyecto.
El corazón del desarrollo es la unidad flotante de producción Salamanca, con capacidad para procesar 60,000 barriles de crudo y 40 millones de pies cúbicos de gas diarios. Esta instalación marca un precedente: es la primera en el Golfo estadounidense en ser reutilizada, lo que permitió reducir en 87% las emisiones asociadas a la construcción y acortar significativamente los plazos de ejecución.
Con participaciones del 50% en León y 35.62% en Castile, Repsol consolida su presencia en una de las cuencas más competitivas del mundo. El proyecto se alinea con el Plan Estratégico 2024-2027, que prioriza inversiones en regiones con ventajas técnicas y regulatorias, como Estados Unidos, donde la compañía también impulsa proyectos de captura de carbono y renovables.
Repsol complementa su negocio upstream con 1,400 MW de capacidad renovable instalada en Texas y Nuevo México, además de una cartera de 20 GW en desarrollo. En paralelo, lidera un proyecto de almacenamiento de CO₂ frente a Corpus Christi, que busca posicionar a la empresa como referente en soluciones bajas en carbono.
El arranque de León-Castile no solo fortalece la seguridad energética de Norteamérica, sino que también genera empleo y dinamiza la cadena de valor en la región. Para Repsol, representa la oportunidad de producir barriles de alta calidad con eficiencia y sostenibilidad, en línea con su meta de cero emisiones netas para 2050.
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